
La historia de Sofía Ellar se traza con puntos cardinales casi contradictorios: de origen británico pero criada en España, con una vida metropolitana llena de prisas y compromisos de la que se escapa, cuando tiene ocasión, a refugiarse en los bosques de su apreciado norte. Un cuerpo menudo que esconde tras su apariencia un verdadero todoterreno, ya que además de componer cientos de canciones y poemas desde que era pequeña, ha conseguido con tan solo 23 años ser la dueña de su propio proyecto.
Nos reunimos con ella en la azotea del Círculo de Bellas Artes para hablar de su primer trabajo, “Seis Peniques”, un álbum que recoge un puñado de temas que en su día compartió en YouTube y que hoy le han llevado a ser una de las voces femeninas más seguidas por los jóvenes en redes sociales y plataformas musicales.
Llevabas tiempo subiendo tus canciones por la red, ¿cuándo te diste cuenta de que esto de la música iba en serio?
Me lo empecé a tomar en serio después de graduarme en ADE. A raíz de la tesis hice de todo lo que estaba escribiendo sobre un papel realidad: creé perfil de redes sociales público, enfoqué mi imagen hacia el tema de la música… El proyecto cogió tirón con mi primer videoclip de música electrónica, algo low cost, muy casero. Tuvo una repercusión muy buena ya que mis seguidores empezaron a subir y empecé a currármelo mucho más en el día a día. Probando y trabajando muy duro empecé a ver que esto tenía una salida y que había que seguir por ese camino.
Querías ser artista pero ¿por qué decidiste estudiar ADE?
Música no estudié porque no me dejaron. Estaba un poco desorientada, como todo el mundo cuando tiene 18 años, no me quería cerrar puertas. Administración de Empresas posee muchas áreas, como las finanzas o la contabilidad. Me daba cabezazos contra la pared porque nunca fui de números, de matemáticas era de aprobado raspado, pero la carrera te da herramientas de estrategia, de saber buscar y saberte vender, y es lo que me ha permitido a día de hoy convertirme en mi propia empresa.
¿Qué vino antes, componer o tocar la guitarra?
Desde pequeña escribía poesía en el colegio. Mi profesora de lengua del colegio, Miss Maisy, me dejó una vez un cuaderno donde escribía todos mis poemas. Cuando sacaba un sobresaliente era cuando me dejaba leerlos delante de la clase, ¡imagínate qué friki era! Desde que era una niña me gustaba mucho cantar, de hecho, soñaba con ir al programa de “Lluvia de Estrellas”. Todo eso se unió cuando mis padres me apuntaron a clases de guitarra. Decidí fundir todo lo que me gustaba y ahí es cuando nació todo esto.
¿Qué tipo de poesía lees?
Me gustan los autores tradicionales, como Lorca o Pablo Neruda. Un profesor de la universidad de Propiedad Intelectual, Pedro Letai, cuando se enteró de que quería ser cantante, me dejó su libro de poesía y me ayudó a orientarme de cara al proyecto, a él también lo leo a veces. Los cantautores partimos de una poesía que luego se transforma en música. Diría que todos vivimos inmersos en una poesía constante.
¿El título de tu disco, 6 peniques, a qué se debe?
6 Peniques es un bar mítico de Madrid que además ha cerrado hace poco. Era un sitio muy especial donde he tenido varias vivencias que recuerdo con cariño. Es una manera simbólica de transmitir que realmente cuesta seis peniques hacer lo que te gusta, que la libertad es algo que no tiene precio.
¿Por qué has elegido “Segundas Partes entre Suicidas” como single de presentación?
Era una canción que nadie había escuchado. Normalmente un disco sale de cero, 12 canciones nuevas, como una sorpresa. Muchas de mis canciones tenían una versión desnuda, muy casera. No quería que mi entrada a Spotify fuera así, prefería profesionalizar la calidad del sonido sin estropear la esencia de mis canciones. Creo que hemos hecho lo justo y necesario para conseguir esa sensación de banda pero sin perder la sencillez que considero que poseen mis canciones.
¿Dirías que es la sencillez lo que más atrae de tu música?
Hay algo que está funcionando, una fórmula secreta que lo es hasta para mí. Considero la naturalidad un aspecto muy importante, creo que vivimos rodeados de gente con máscaras. El mundo debería estar preparado para las personas tal y como son, con sus imperfecciones y virtudes.
¿Cuál dirías que el tema principal que vertebra tu último trabajo?
El amor, lo que viene después del amor y lo que hay después del desamor. Pablo Neruda escribía: “Qué corto es el amor y qué largo es el olvido”. Hay canciones que escribí con 14 años, cuando no sabía muy bien lo que era el amor. Es la idea que reflejan temas como “Rock and rolles de chiquillos”, un amor que todos hemos tenido, muy genuino, un tanto tontorrón. Por otro lado está “Rayo Verde”, que habla de un sentimiento más maduro. Se ven distintas facetas de mí, aunque también me inspiran las historias ajenas, las películas…
Eres bilingüe, ¿en qué lengua te sientes más cómoda interpretando?
Nací en Londres, siempre he tenido una educación bilingüe. De momento no tengo ningún problema sentarme a componer en ambas lenguas. Ahora mismo, sin embargo, me está saliendo más la vena española. Escribir supone un reto porque fonéticamente el castellano es más difícil, en inglés todo suena más bonito.
En tus temas mencionas con frecuencia el norte de España. ¿Qué significa ese lugar para ti?
El norte lo es todo para mí. Es un lugar donde siempre me escapo de vacaciones, desconecto de la civilización, huelo a verde… Me ayuda para sentarme a escribir canciones. Tengo una casita alejada de la mano de Dios donde me refugio, doy paseos con mi perro y me vuelvo casi como un ermitaño.
¿Qué pros y contras le ves al hecho de hacer música hoy en día?
Soy de las pocas afortunadas que se pueden dedicar realmente a lo que les gusta. Si tengo que madrugar para ir a hacer una entrevista, a mezclar o a producir, no me importa. El arte es algo precioso, donde no hay sensación de rutina y ni de monotonía. Cada día es distinto al anterior. Sin embargo, detrás del maravilloso mundo de la música que todo el mundo conoce, hay mucha gente que intenta aprovecharse del arte que otras personas crean. Es un mundo injusto, un día se te pasa la moda y de repente la gente se olvida de ti. Es muy fácil estar un día en la cima y poco tiempo después más abajo que el metro de Madrid. Mantenerse es complicado, se te deshumaniza mucho al ser una figura pública. Se olvidan de que tienes defectos, que tenemos malos días… Es complicado estar perfecto todo el rato de cara a la sociedad.
¿Qué artistas estás escuchando últimamente?
Hay un grupo colombiano llamado Morat que ha saco un “Sé que te duele”. Ahora que está haciendo mejor tiempo me apetece escuchar su música, suena muy tropical. Compensa un poco los sentimientos que expreso sobre el papel. Leiva me encanta, también sigo lo último de Dani Martín…
¿Te gustaría explorar otros territorios musicales?
Vengo de estar produciendo una canción más veraniega. Me salió un flow de buen rollo. “Amor de Anticuario” habla de una realidad muy triste, sin embargo, es la que más le gusta al público. Lo importante es que aunque hago cosas distintas me siga reconociendo a mí misma en todo lo que haga.
¿Qué le pides al futuro, cuál es tu techo, dónde te gustaría llegar?
Estamos haciendo una inversión muy grande, todo lo que hago va destinado a eso. Mi equipo está confiando mucho en mí. Esperamos despegar ya, y no solo recuperar la inversión que hemos hecho económicamente, sino que también lleguemos al punto de estar tranquilos y podamos disfrutar de todo el empeño y el corazón que le hemos puesto a este proyecto.
Fotos y entrevista: Ana Romero
[…] Zero. Entrevista: Sofía Ellar. Columna Zero. Obtenido de: http://columnazero.com/entrevista-sofia-ellar/ a […]
[…] En 2017 salió su primer álbum Seis Peniques, y este 2018 presentó el segundo, Nota en do. Melancolía, juventud, risas, diversión “juergas que acaban en fiesta”, llanto, desamor y antiguos recuerdos tiñen los versos que canta la artista al ritmo de pop, baladas o rock and roll principalmente. En sus obras, como ella misma reconoce respondiendo a cuestiones para Columna Zero, “se ven distintas facetas de mí, aunque también me inspiran las historias ajenas, las películas”. […]