
El debate sobre la conveniencia o no se ha mantenido desde hace años y parece que no termina de convencer a todos los profesionales y aficionados que rodean este deporte. Sin embargo, lo cierto es que la española es la única de las grandes ligas que no utiliza asistencia tecnológica para favorecer la labor arbitral.
En recientes declaraciones, Javier Tebas, presidente de La Liga, se ha mostrado a favor de la utilización del videoarbitraje, pues considera que es “la forma más avanzada de aplicar la tecnología en el fútbol». Para él, este sistema resulta más beneficioso que el ojo de halcón, pese a que este último es el empleado por las principales competiciones europeas.
Diferencias entre el videoarbitraje y el Ojo de halcón
Partiendo de la base de que la tecnología se acabará abriendo paso en los torneos futbolísticas nacionales, cabe señalar las principales diferencias entre el videoarbitraje (VAR, del inglés Video Assistant Referee) y el llamado ojo de halcón.
El videoarbitraje es un sistema que ya se emplea en otros deportes, como el hockey hierba, pero que todavía está dando sus primeros pasos en el mundo del fútbol. Es un método consistente en una serie de cámaras de alta resolución distribuidas alrededor del terreno de juego, que van trasladando imágenes en tiempo real a varios monitores. Frente a estas pantallas se sitúa un árbitro asistente, que se comunica con el colegiado principal para ayudarle a resolver las jugadas más controvertidas.
Una versión primaria del VAR se empleó en el último Mundial de Clubes de la FIFA, aunque los resultados fueron bastante desalentadores. En dicho torneo, se ubicó una pantalla a pie de campo para que el árbitro pudiera resolver sus dudas con ella. El trencilla del encuentro entre el Kashima japonés y el Atlético Nacional colombiano señaló un penalti ayudándose de esta pantalla, aunque la polémica se desató porque el jugador objeto de la falta se encontraba en fuera de juego.
Al ver el vídeo, el árbitro seguramente sería consciente de amabas infracciones. Sin embargo, el fuera de juego no es algo que pueda ser rearbitrado utilizando el VAR, por lo que el colegiado tuvo que ignorar esta situación. De esta forma, se evidenció que las normas de aplicación del videoarbitraje necesitan ser pulidas. Además, la pena máxima tardó dos minutos en ser concedida, favoreciendo los argumentos de aquellos que consideran que la tecnología frenará el ritmo de los partidos.
Mucho más sencillo y rápido es el ojo de halcón, que ya se utiliza desde hace años en deportes como el tenis. Compuesto también por una serie de cámaras, su objetivo es simplemente determinar con la mayor precisión posible la posición de la pelota en un momento determinado. En el tenis, se emplea para comprobar si determinados golpes han botado dentro o fuera de los límites de la pista.
Aplicado al fútbol, el ojo de halcón sirve para resolver las dudas en torno a los llamados ‘goles fantasma’. Es decir, permite saber si el balón ha cruzado por completo la línea de meta y, por tanto, si una jugada ha concluido (o no) en gol. Cuando lo hace, se envía una señal al reloj de pulsera del árbitro, que al instante sabe que se ha anotado un tanto. De esta forma, no se producen pérdidas de tiempo innecesarias.
Este sistema se utiliza ya en la Premier League inglesa, la Bundesliga alemana o la Ligue1 francesa. Además, ya se ha probado con éxito en competiciones internacionales como la Eurocopa de 2016. Por tanto, parece el método más adecuado, al menos por el momento.
Pese a ello, Javier Tebas insiste en que no es conveniente para LaLiga. En su discurso, sorprende la principal razón que ha dado para no introducir el ojo de halcón: que su coste es de cuatro millones de euros. Con las inmensas sumas de dinero que maneja cada día el fútbol de primer nivel, llama la atención que se evite gastar esta cantidad en algo que haría la competición más justa y limpia.
Es innegable que el VAR tiene aplicaciones que van más allá de los ‘goles fantasma’, pero no es menos cierto que es un mecanismo que todavía no está listo para su uso en partidos del máximo nivel. Así, solo queda esperar para ver qué camino seguirán las aplicaciones de la tecnología en el fútbol nacional e internacional.
Miguel Sanz
@columnazero