DESCUBRIENDO NUEVOS DEPORTES: EL KIN BALL

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Imagen de un partido de Kin Ball

Tres equipos, tres colores, una bola de 1,22 m de diámetro y una palabra: Omnikin. Estos son los ingredientes del Kin Ball, un deporte canadiense que ya se extiende por España.

Su historia

Su origen se encuentra en la ciudad canadiense de Quebec, donde, en 1986, un profesor de educación física llamado Mario Demers lo inventó como método para fomentar la cooperación entre sus alumnos. El Kin Ball se extendió por otros países hasta que en el 2000 llegó a España. En la capital se creó la Asociación Deportiva de Kin Ball de Madrid (ADKBM) que se unió al programa kinboleando para promover su práctica mediante entrenamientos en polideportivos.

Probemos a jugar

Hasta el Polideportivo del Barrio del Pilar llegaron, una mañana de sábado, un grupo de jóvenes dispuestos a descubrir un nuevo deporte. Con unas Converse rojas como calzado y el miedo de quien renunció al deporte tiempo atrás, esperé una explicación que despejara la intriga que me había llevado allí. Y llegó de una cara conocida: Jaime Anguita Villanueva, uno de los jugadores de Kin Ball con los que España debutó en su primer Campeonato Europeo, celebrado en Francia en 2003. Tres equipos, tres colores, una bola de 1,22 m de diámetro y una palabra: Omnikin”.

En su boca el Kin Ball parecía fácil. Un juego basado en una estrategia de saque y recepción de una enorme pelota de poco más de 1 kg de peso. Las reglas son sencillas: en un partido, tres equipos de cuatro jugadores juegan, en tres tiempos de 15 minutos, en un campo de 20X20 metros con petos de tres colores distintos: rosa, gris y negro.El equipo que ataca primero se sitúa en el centro del campo mientras que los otros dos se colocan en las esquinas a la espera de ser retados. El objetivo del atacante es que la bola toque el suelo. El del equipo retado durante el saque a la voz de ¡Omnikin! + su color es evitarlo y preparar rápidamente su saque. Convertido ahora en atacante, debe retar a uno de los otros dos, que pasará a ser el receptor en una sucesión de jugadas encadenadas en las que puntúan los dos equipos que no fallan.

Dos reglas de oro. Una, durante el saque todos los miembros deben tocar la pelota. Para ello tres de los cuatro jugadores se colocan formando un trípode facilitando el saque al golpeador. Y dos, en la recepción el balón puede tocarse con cualquier parte del cuerpo. La teoría estaba clara y llegó el momento de aplicarla. Con un peto rosa salté al campo para descubrir que lo que parecía un deporte relajado, era en realidad un ejercicio de coordinación y resistencia física.

2007 no sólo fue el año en que descubrí este deporte, también fue el año en que Bilbao acogió la primera Copa del Mundo de Kin Ball celebrada en España. En 2013 será el turno de Bélgica, donde se disputará este campeonato en el mes de octubre. Con cada nueva competición, el Kin Ball va dejando atrás la etiqueta de “deporte desconocido” que tanto me atrajo aquella mañana. Ha pasado el tiempo, pero aún conservo dos recuerdos: la diversión y las terribles agujetas.

Raquel Rubio

@kela_rubio

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