
Nos plantamos frente a la pantalla con el objetivo de revisar la última cinta del director americano Jim Jarmusch, al que conocemos de películas tan aplaudidas como “Noche en la tierra”(1991), “Ghost Dog”(1999) o el western atípico “Dead Man”(1995).
Dos lánguidos y antiquísimos vampiros se aman desde hace siglos. Ambos han conseguido llegar hasta la era de los móviles e Internet. Juntos exploran el amor, la amistad, la belleza, la cultura y los estereotipos clásicos de las historias de vampiros. Entretanto, el mundo ha seguido girando.
Jim Jarmusch (1953), natural de Akron, Ohio, es ese director que ha conseguido mantenerse en la línea independiente a pesar de los éxitos (Festival de Cannes, Sundance) y de la industria del cine americano. No en vano, lleva cautivando al público del cine minimalista y experimental desde 1980, cuando estrenó “Permanent Vacation”.
Si quieren darse una vuelta por el mundo de Jarmusch, “Only Lovers Left Alive”(2013), la película que nunca llegó a estrenarse en las cobardes salas de cine españolas, es una buena manera de hacerlo. Contiene todos los elementos cultivados en su cine de culto, cocinados a fuego lento y regado con un buen vino macerado durante años.
No es que sea fan de las películas de vampiros. De hecho, pienso que el género ha sufrido una transformación hacia la cursilería y los recursos fáciles en los últimos años. Atrás quedan obras respetables como la teatral “Drácula” de Coppola o la innovadora “Déjame entrar” de Thomas Alfredson. Esta última fue convertida en una hamburguesa de consumo rápido para el público de Hollywood, pero en fin.
Entre la multitud de novios vampiros guaperas y las dulces jovencitas cándidas y estúpidas, Jarmusch presenta unos personajes que, aunque tópicos, se comportan como si no lo supieran. En “Only Lovers Left Alive”, Eve (interpretada por una especialmente soberbia Tilda Wilson) es una vampiresa que guarda libros incunables dentro de la nevera y prepara polos de sangre tipo 0-negativo en el congelador. Todd Hiddleston es Adam, músico de éxito que adquiere raros instrumentos de precios inimaginables. Completando el elenco tenemos al siempre elegante John Hurt, resucitando al vampiro más viejo y a la joven Mia Wasikowska, que ya aparecía en “Alicia en el país de las maravillas” o en la apasionante serie de televisión, “En terapia”.
Jarmusch vuelve a seducirnos con personajes bien trabajados, que parten de clichés y se alejan de ellos sin dejarlos atrás. Sucedía en “Ghost dog” o en “Dead Man”, donde encontramos un asesino a sueldo fascinado con la cultura ritual japonesa y un contable fugitivo amante de la poesía de William Blake, respectivamente. Vuelve para regalarnos planos fijos de ciudades nocturnas, silenciosas, ya sea en Tánger o Londres. Transiciones entre planos que le confieren un lenguaje cinematográfico propio. Juegos de luces y sombras que narran la vieja historia de amor entre dos vampiros con miedo a morir y hastío por vivir la eternidad.
Otro punto a favor, es la reivindicación de la cultura como conocimiento arcano, anterior a la propia humanidad y fuente de poder: los vampiros no son poderosos por su sed de sangre o su naturaleza sobrenatural, lo son por su vasto conocimiento en materias que los hombres, simplemente, desconocen. Por ejemplo, Adam suministra la energía a su casa con un extraño artefacto que recuerda a un reactor de fusión fría. Pero es tecnología vampírica.
Mención especial se merece la excelente banda sonora, que en esta película juega un papel importante. Presuntamente, los sonidos sombríos están representados por el propio Adam, que nos muestra el porqué los fans se ven atraídos hasta la misma puerta de su casa. En realidad se trata de una producción del propio Jarmusch junto a su grupo SQÜRL (si, si, en serio), un conjunto de guitarras eléctricas, clavicordios, chirridos y remezclas experimentales que acompañan la acción. No todo es de SQÜRL, también aparecen temas clásicos como “Funnel of love” de Wanda Jackson (también remezclada) o una fantástica canción titulada “Soul Dracula” de los hasta ahora desconocidos Hot Blood.
“Only Lovers Left Alive” es un filme para los que están cansados de cine comercial, de la industria americana y la española. Es una película de pensamiento, de situaciones; que nos transporta a ciudades fantasma, con criaturas de la noche eterna. Ojos negros, cuerpos blanquecinos, lánguidos a la luz de la luna que viajan en avión nocturno con gafas ahumadas. Una sesión de buen cine de la mano de Jim Jarmusch. No les decepcionará.
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Benito Díaz (@bchdiaz)
@Columnazerocine
Gran crítica de Solo los Amantes Sobreviven, de Jim Jarmusch. Te leo siempre, sigue así