Más allá de los típicos regalos que se hacen los enamorados para celebrar el amor que se profesan, desde ColumnaZero queremos mostrar algunos de los orígenes de esta popular costumbre. Destripamos algunas de las leyendas que acechan los inicios del Día de San Valentín.
Uno de los mayores símbolos en postales, en tarjetas románticas y en las cajas de bombones es la silueta del personaje Eros, el dios del amor en la Antigua Grecia. Aunque es más conocido por su nombre romano, Cupido. Éste es representado como un niño alado, pálido, virginal y armado con un arco y flechas que dispara indistintamente para propagar el amor como si de un virus se tratase. En otras ocasiones puede llevar los ojos vendados, representando al amor ciego.
Con del paso del tiempo (igual pasa en otras tradiciones) se van olvidando sus orígenes y el motivo central de la celebración. En el caso de San Valentín, a menudo, se ignora la procedencia de dicha costumbre. Aunque no es posible afirmar exactamente la procedencia de «el día de los enamorados» hay varias hipótesis que advierten de su nacimiento. Una de éstas historietas tiene que ver un romano que se convirtió en mártir por no querer renunciar a su fe cristiana y querer ayudar a los cristianos encarcelados. En su honor, se le rinde homenaje el día que murió: el 14 de febrero del año 269. Seguimos con otra conjetura que nos abre el camino a la hora de situar el nacimiento de la fecha que hoy nos atañe. Ésta nos sitúa en la época en la que Claudio III gobernaba. Claudio III decidió tomar una decisión impopular que afectaba directamente a los jóvenes. Dicha normativa prohibía a los soldados más inexpertos casarse para que no tuvieran problemas y pudieran concentrarse al cien por cien en los temas bélicos. Indignado por la propuesta del emperador, San Valentín (un cura que estuvo al servicio de Claudio III) decidió casar a las jóvenes parejas en secreto desobedeciendo las órdenes de Claudio. Valentín fue descubierto casando a las parejas clandestinamente y por su falta grave al emperador fue encarcelado. La historia continúa ya que la leyenda nos cuenta que Valentín durante su estancia en prisión se enamoró de la hija del guardia de prisiones a la que le dejó una postal de despedida. Se presume que esta carta fue la primera carta de amor. El sacerdote murió decapitado un 14 de Febrero (casualmente se repite la fecha que en la anterior leyenda).
Quizá el día de los enamorados sea la mayor y mejor artimaña para encubrir u ocultar el origen de esta costumbre. Nos sumergimos en otra historia que poco tiene que ver con las anteriores ni con lo que hoy pueda significar el Día de San Valentín.
Algunos de los festivales paganos más pervertidos los podemos relacionar directa o indirectamente con lo que hoy conocemos como el día de los enamorados. El día romántico y de compras compulsivas con el fin de agradar a la pareja y demostrarle tu amor verdadero tiene muy poco que ver con las costumbres de la historia antigua. Una de ellas es la Fiesta de las Lupercales (Lupercalia) celebrada el 15 de Febrero en la Antigua Roma y el día de la fiesta de Juno Februata. A mediados de febrero los romanos celebraban el festival del erotismo, llamado Lupercalia, en honor a la diosa del amor Juno Februata. Conocida como la fiesta de licencia sexual fue mantenida por los antiguos romanos en honor a Luperco (dios de la fertilidad y la agricultura). Profesar respeto y oraciones a Luperco tenía su sentido ya que se pensaba que éste protegería a Roma de las bandas de lobos que estaban acechando sanguinariamente a sus ganaderías.
Por otro lado, los Luperci (sacerdotes) ayudados por diversas vírgenes conducían los ritos de purificación al sacrificar varias cabras y a un perro en la cueva de Luperco en la colina de Palatina. En esta colina los romanos creían que habían sido alimentados los gemelos Rómulo y Remo por una loba antes de que fundaran Roma.
Los Luperci vestían un taparrabos hecho con cabras sacrificadas e impregnados con su sangre. Éstos correteaban por la ciudad golpeando a las mujeres con unas correas (februa) entendiendo que estos golpes purificaban a las mujeres y les aseguraba la fertilidad. El mes de Febrero estaba dedicado a la Diosa Juno Februata. Se celebraba una fiesta el 14 de Febrero en nombre de la diosa de la fiebre del amor. En ella los hombres solteros participaban en un sorteo en la que adquirían una papeleta de una especie de recipiente. Los recipientes contenían miles de estas notas en las que figuraban los nombres de las mujeres solteras de la comunidad. Tras la adquisición de la papeleta se formaba una pareja y se establecía una relación durante los juegos eróticos del festival. Después del festival los jóvenes debían permanecían unidos como pareja sexual durante el resto del año.
En el año 494 D.C, el Papa Gelasio renombró el festival de Juno Februata como la “Fiesta de la purificación de la virgen María”. La fecha fue cambiada del 14 de febrero al 2 de febrero. Hoy en día es conocida como Nuestra Señora de la Candelaria. Hacia el año 496, el mismo Papa decidió poner fin a esta fiesta lasciva instaurando el día de San Valentín. Esta costumbre sexual se fue cambiando de manera radical. Los billetes que contenían los nombres de las muchachas se reemplazaron por sermones y nombres de santos. Al cabo del tiempo estos mensajes acabaron siendo notas y cartas de amor. De esta forma, se pasó la fiesta del día 15 al día 14, y San Valentín fue cogiendo fuerza y se convirtió en el día de los enamorados.
Eloy Iglesias López [Info Eloy Iglesias]