La oscuridad que anida dentro del armario.
Amelia (Essie Davis) perdió a su marido en un accidente de coche mientras acudían al hospital para dar a luz a su hijo. Esta tragedia marcó el carácter extraño de su hijo, Samuel (Noah Wiseman). Ahora, cuando se acerca el sexto cumpleaños del niño, encuentran un libro de lomo rojo en la estantería de los cuentos. El libro se llama “El Babadook” y cuenta una historia terrorífica sobre un ente maligno que vive en las sombras del hogar. Con su silueta estirada, sombrero de copa y garras afiladas, el ser amenaza con introducirse bajo la piel del que lo lea. En la oscuridad de la vieja casona, se escucha su siniestra llamada “ba… ba… DOOK”
En un primer momento, el espectador puede tener la impresión de que acaba de gastarse el dinero en una entrada carísima para ver la enésima adaptación de las premisas de la saga Insidious (2010); una familia acosada por un ser maligno que produce fenómenos extraños, ruidos por doquier que sobresaltan, sustos repentinos, movimientos acompañando la música para inquietar y dejar sordo al público, etcétera… Sin embargo, el espectador avezado podrá descubrir que, a pesar de que la comparación es casi obligatoria, estamos ante otro tipo de obra.
The Babadook nos adentra en una historia donde los perfiles de los personajes son desarrollados con gracia y sentido, no se trata de personajes planos que simplemente sufren la persecución de algún demonio invisible. Amelia es una madre soltera, estresada y presionada que bordea la depresión nerviosa. Samuel es un niño de curiosa personalidad, inquieto, capaz de hacer declaraciones y preguntas chocantes. Incluso el monstruo tiene su propia razón de ser. El resto de los personajes completan la truculenta historia con la que la actriz Jennifer Kent (Babe, el cerdito valiente; The Well; Murder Call) continúa con su carrera de realizadora. Con esta cinta, Kent consigue transmitir una historia en la que quizás podamos echar de menos algo menos de contenido sobrenatural en pro de una historia más negra y psicológica.
En otros aspectos, la película fue rodada en Australia durante 2014. Partió de un pequeño presupuesto de 30,071 dólares, obtenidos a través de una página de crowdfunding. Con esta cinta, Kent ha retomado un proyecto anterior, Monster (2005), desarrollando finalmente, The Babadook. El hecho de que los actores son prácticamente desconocidos, consigue centrar la historia en los personajes, evitando que el espectador se despegue por un segundo de la pantalla.
Miren debajo de la cama. Dentro del armario. Dejen una luz encendida. The Babadook busca explotar esos miedos atávicos que todos recordamos de la niñez. Esos espacios que se suponen vacíos pero que se encuentran llenos de oscuridad y dejan a nuestra imaginación brotar monstruos de toda clase que encuentran allí sus madrigueras.
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Benito Díaz (@bchdiaz)
@ColumnaZeroCine