¿Se puede hacer algo más malo que Blackhat?
Las oficinas de Universal están en Cuzco, pleno centro empresarial madrileño. Las cristaleras de la Torre Europa traen el reflejo de señores vestidos de traje y corbata, mujeres que mantienen el equilibrio sobre tacones de vértigo y otras figuras que deambulan aunque no sea el negocio lo que les traiga a la zona.
Tras superar la barrera de seguridad de la entrada subo en uno de los ocho ascensores del edificio. Uno, dos, tres… Sigo subiendo metida en ese pequeño habitáculo. Los hombres de corbata y traje me acompañan en este viaje de ascensión hacia los cielos. Por fin, cuando llegamos a algún lugar de ahí arriba, las puertas se abren y veo Universal. Todo el camino hasta la pequeña sala de proyecciones es un viaje por la historia del cine más comercial. Recordemos que UNIVERSAL PICTURES INTERNATIONAL SPAIN S.L. fue la cuarta distribuidora con mayor recaudación en España del año 2012. Se embolsó nada más y nada menos que 69.894.844,71€ tras distribuir 57 películas.
Digamos que cuando entras a las oficinas de esta gran productora y distribuidora estadounidense se te ocurre lo de: “De aquí no puede salir nada malo”. Mis ojos y sentidos no se lo podían creer tras 10 minutos de película. Blackhat. Amenaza en la Red (2015), de Michael Mann, es mala a rabiar.
Siempre me duele cuando veo grandes producciones de tan poco valor artístico e industrial. Blackhat ha sido un fail en letras mayores: FAIL. No me extrañó nada cuando, hurgando en la red, me encontré el siguiente párrafo: “hay un gran perdedor: el thriller de acción de gran presupuesto de Michael Mann, «Blackhat», protagonizado por Chris Hemsworth (Thor), que es el primer gran fracaso del 2015. Se ha colocado en décimo lugar con solo $4 millones, y prácticamente no tiene ninguna probabilidad de recuperar los $70 millones de su presupuesto. Tiene una valoración del 31%.”
Adiós 70 millones de dólares americanos que se traducen en un argumento tan aburrido que lapida al espectador, unas interpretaciones dignas de abucheo y una calidad artística que brilla por su ausencia. Lo lamento mucho por todos, pero especialmente por Tang Wei. No sé qué familiar tuvo el valor de decirle a la pobre chica que tenía madera de artista. Debió de sufrir mucho al ver su cara a escala macro sobre una pantalla de cine haciendo esos gestos forzados que me recordaban a las telenovelas del mediodía. Espero que al menos no se diese cuenta de que Mann cambiaba de plano cada vez que hacía uno de sus movimientos dramáticos para rebajar el efecto artificial.
Hackers, chinos, americanos, tiros, musculitos… no hay mucho más que comentar. Adiós 70 millones; adiós a los años de El último Mohicano de Mann, que al menos tenía una banda sonora espectacular; adiós a las oficinas Universal con un terrible sabor de boca.
Leire Romera Catalán (@LeireRC)
@ColumnaZeroCine