La 49 edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges se ha cerrado con unos estupendos resultados de público y crítica. Año a año el certamen va reuniendo títulos señeros del fantastique mundial, ofreciendo una panorámica impagable para el aficionado, un repaso a la actualidad que aún está por llegar a las pantallas de cine, en algunos casos-, y títulos que nunca llegarán a nuestras pantallas, ni aún al formato doméstico, dada la escasa repercusión comercial –que no artística- de algunas de las propuestas que pudimos ver.
La cinta ganadora del Festival fue Swiss Army Man, título que dejó descolocada a la audiencia al tratarse de una inédita película enmarcada en el género de la comedia fantástica. Protagonizada por Daniel Radcliffe como un flatulento cadáver que el náufrago Paul Dano encuentra en una playa, la historia está jalonada de ingenio y humor negro, cayendo a veces en terrenos de una dramática cursilería plenamente justificada en el contexto de extrema soledad del personaje principal. Son destacables las actuaciones de ambos intérpretes en un tour de force en el que ninguno sale perdedor, si bien el papel de Daniel Radcliffe tiene dificultades adicionales en el terreno de la fisicidad que debe expresar interpretando a un cadáver. Swiss Army Man ganó la simpatía del público una vez digerida la propuesta que firman a dos manos Dan Kwan y Daniel Cheinert , y el festival la premió por la accesibilidad que la película puede tener en los circuitos comerciales y la experiencia positiva y elegante que puede proporcionar a grandes segmentos de audiencia.
En el palmarés hay dos títulos orientales, concretamente coreanos, que no deben perderse de vista por su extraordinaria calidad. El cine oriental está salvando la cara de los grandes festivales occidentales con propuestas imaginativas y estimulantes que alejan de nuestra cabeza ideas preconcebidas acerca de la inaccesibilidad de este tipo de cine para una mentalidad occidental. The Wailing (El Extraño) obtiene el Premio Focus Asia; la tercera cinta del director Na Hong-jin, realizador también del aclamado thriller The Yellow Sea, se marca una intensa historia de ocultismo donde conjuga elementos tan dispares para nosotros como el chamanismo, el fenómeno zombie y el satanismo, todo ello en una narración con contornos de thriller que nos envuelve atmosféricamente y va desgranando su esencia sin prisa pero sin pausa; The Wailing es, en definitiva, una poderosa película fantástica que a pocos dejó indiferente y que verá estreno en España en unas semanas. La otra película asiática galardona es The Handmaiden, dirigida por el siempre interesante Park Chan-wook, otro director coreano con cuya cinta se alzó con el merecido Premio del Público. Con menos elementos fantásticos, The Handmaiden es un ejercicio de estilo delicado y pulcro, repleto de erotismo y elegancia , basado en la novela homónima de Sarah Waters.
Fuera de concurso, y como sesión especial, pudimos ver 31, de Rob Zombie, cuya presentación contó con la presencia del director y músico estadounidense y de Sheri Moon Zombie, su pareja en la vida real y protagonista de todos sus filmes. La proyección de 31 causó impresiones contrapuestas entre los fans, que esperaban un renacimiento del genio de Zombie después del resbalón de Lords of Salem. Quizás el público no está comprendiendo la deriva de la carrera de Rob Zombie; cada vez menos interesado en la narración de historias convencionales, parece sumergido en un universo propio, repleto de simbolismo y violencia, intentando pintar un macabro fresco de su nación, repasando el pasado satánico de EE.UU. en Lords of Salem u ofreciendo una galería de grotescos y crueles personajes freaks en 31, arquetipos de un país en el que la violencia y la ausencia de raíces culturales ajenas a este factor condicionan la forma de pensar y actuar de sus ciudadanos e instituciones.
Como colofón a esta crónica debemos hablar de la última película de Nicolas Widing Refn, The Neon Demon, una película perturbadora y hermética, donde el texto es prácticamente inexistente, y la imagen, como contexto e icono, adquiere una importancia superlativa. El argumento de una desventurada Blancanieves en el contexto del mundo de la moda deviene en una cinta de tintes satánicos en la que los referentes literarios, mitológicos y reales se mezclan para ofrecernos una película de conspirativa y de subtexto claramente universal; la frase de uno de los personajes secundarios sintetiza este subtexto: “la belleza no lo es todo, es lo único”. The Neon Demon obtuvo el Premio José Luis Guarnier de la Crítica, nada que ver con la indolencia con la que esta película fue recibida en el Festival de Cannes.
Marilyn Manson también estuvo presente en el Festival de Sitges 2017. Protagonista secundario de Let me make you a martyr, la película gestada nada menos que en 10 años de dificultoso lanzamiento del proyecto, nos trae una historia de perdedores, de desesperanza, donde la miseria y el desencanto son el acicate de unos personajes que desesperada e infructuosamente buscan la redención. Cinta indie del año, sin duda alguna, sorprende por su retrato de ambientes underground y el retrato de personajes cuyas almas ya se han perdido en el abismo. Vemos difícil la distribución de un producto tan severo como Let me make you a martyr en nuestro país, pero la presencia de Marilym Manson como sicario sudista puede ayudar a ello.
La edición del año 2017 se promete espectacular, será el 50 aniversario del Festival y estará dedicado a la figura de Drácula, también contará con un padrino de lujo para toda la edición, alguien a quien la organización ha tildado de “realizador hispano, en activo y cuyas raíces artísticas tienen mucho que ver con el festival”. Se admiten apuestas.
Alfredo Paniagua
@columnazero
