CHRIS FROOME: LA RAREZA CONVERTIDA EN EXCELENCIA

Un artículo de Antonio Alvárez Lovillo para ColumnaZero.
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Un artículo de Antonio Alvárez Lovillo para ColumnaZero.

Julio es mes ciclista y más exactamente del Tour de Francia. Muchos aficionados no afines habitualmente a este deporte se citan frente a la pantalla del televisor para disfrutar de la prueba de las dos ruedas más grande del mundo. Pero puede parecer raro encontrarse en lo más alto a un tal Chris Froome, que si bien el año pasado despuntaba a la sombra de su líder Bradley Wiggins, hoy es el mejor ciclista del mundo. Al menos eso está demostrando.

Lo de Froome no es fruto de un día. Nacido en Kenia, obtuvo la nacionalidad británica hace no muchas temporadas. El color blanco de su piel delata la bandera a la que representa y es que, pese a nacer en el interior de África, Froome tiene ascendencia inglesa. Poco a poco se ha convertido en el monstruo que domina el ciclismo y eso que hasta hace dos años, pasaría desapercibido para cualquier entendido. Chris, proviene de la nueva escuela británica ideada por el patrón del Sky. Un ciclismo control, donde cada detalle importa y la biomecánica es más importante que la carrera en sí.

De este modo se hizo campeón del Tour a Bradley Wiggins, que pasó en pocos meses de ganar campeonatos del mundo en pista, a ser todo un héroe en su Reino Unido natal al conquistar el primer Tour para ellos. Y lo que viene de esos lares no es poco. Jóvenes capaces de brillar en todos los terrenos y que pese a no cumplir ni 25 años ya despuntan. Eso es el Sky. Brillar y vapulear a partes iguales.

Todo esto lo ha hecho Froome en 2013, consiguiendo casi todas las pruebas (salvo una) en las que ha competido esta temporada. No sólo eso, sino que lo hace con autoridad; dominando desde el primer momento hasta el último. La sangre nueva de Inglaterra. Y así llega al Tour, donde su nombre cada vez codea con más fuerza si cabe para suceder en el palmarés a Wiggins.

Froome sabe lo difícil que es conquistar una carrera así y cuida milimétricamente cada detalle: desde desinfectarse las manos cada vez que saluda a alguien con un spray que lleva siempre con él, hasta salir a competir con los orificios tapados tras olvidar quitarse unos tapones previamente preparados para mejorar el rendimiento. Así es Froome, despistado a la par que buscador de la excelencia.

Para quién no lo conozca bien, estamos ante el dominador del ciclismo de los próximos años. Bestial en la contrarreloj y en la montaña. Sublime pedaleo. Su tranquilidad irradia con la apariencia del personaje de televisión Sheldon Cooper. Con él tiene algo en común, eso sí, y es ese aspecto de rarito. Las apariencias engañan. No olviden su cara.

Antonio Álvarez Lovillo

@lovillo99

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