TODO LO QUE DAN DE SÍ LOS SUPERHÉROES DE MARVEL

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Un artículo de Alfredo Paniagua para ColumnaZero.

Unos señores con vestidos raros que tienen superpoderes para amasar millones y crear una cultura popular única alrededor de ellos.

Echando la mirada hacia atrás atisbamos un mundo que ahora se nos antoja inverosímil, el de unos cuantos freaks que coleccionan cómics, compran figurillas de sus superhéroes favoritos importadas de Estados Unidos y se reúnen en escasos y devotos conciliábulos para hablar de cosas que nadie entendía muy bien. Este mundo cerrado y casi underground ya no es como fue, ahora los cómics son cosa de todos, y no nos hace falta comprar las historias gráficas de los héroes de la Marvel o DC para conocer los superpoderes de unos y de otros, la cultura popular, globalizada y inflexible en su expansión en nuestra vida diaria, nos ha traído el esqueleto de una cultura que estaba anclada en la casi clandestinidad para un desarrollo orgánico regido por las leyes del merchandising.

Si el clásico Superman y su discutible saga cinematográfica fue el primer superhéroe en triunfar a escala global con un cargamento de merchandising que ahora se nos antoja vintage (camisetas, trajes de carnaval, pegatinas, cómics y hasta tatuajes), el Hombre de Acero se ve rebasado por la avalancha mediática y la oferta de productos relacionados con los héroes de la Marvel. Los comienzos de los Marvel Studios fueron bastante azarosos y con producciones que tuvieron cierto éxito pasajero como Howard El Pato o The Punisher. Saldados estos títulos como triunfos de taquilla más que discutibles, la estrategia del estudio ha sido la de ir de menos a más. Durante los años noventa tiene el lugar del arranque de dos sagas que trasladarían a las películas de superhéroes a unos estándares de calidad bastante homogéneos a lo largo de sus capítulos; éxitos de taquilla indiscutibles y vivero de interesantes realizadores y estrellas de la pantalla, las sagas de Blade y X-Men pusieron el listón tan alto que empezaron a atraer a un público distinto, más maduro, pero también a un tipo de espectador más común, disparando exponencialmente el prestigio del cine de superhéroes hasta las cotas de popularidad que hoy conocemos.

Blade tuvo tres entregas que fueron finiquitadas por agotamiento de ideas, pero X-Men se mantiene en buena forma, creando una rentable franquicia de películas que no parece terminar. Si Blade apenas generó interés para el fandom, esto es, coleccionistas de todo tipo de referencias visuales al género y a los superhéroes, X-Men ha generado un intenso y lucrativo negocio de merchandising que abarca prácticamente todo lo posible, cerrando filas en torno a su colección de historias gráficas y sus videojuegos. Paralelamente al desarrollo de la franquicia X-Men, se desarrolla otra interesante confluencia de superhéroes en Los Vengadores, reunión de superhéroes menos oscuros que los discípulos del Profesor Xavier y cuyo objetivo es salvar a la humanidad aún a costa de aparatosos destrozos. Thor, el Capitán América, Green Arrow, Iron Man, Hulk y la Viuda Negra, entre otros, son los invitados a un festín de efectos especiales y aventuras que cuentan con historias de desarrollo paralelo en origen. En estas historias encontraremos a nuestros héroes en solitario, con sus tribulaciones y sus buenas dosis de objetivismo rayndiano, como es el caso de Iron Man y su traje desarrollado para la guerra, también con el aire a mítica en la saga Thor o con ese pestiño a rancio patriotismo que exhala Capitán América. Prácticamente de todos ellos podemos encontrar juegos, prendas de ropa y una cantidad infinita de productos, muchos de ellos de ediciones limitadas y coleccionables, que hacen las delicias de los más fanáticos y por la que son capaces de pagar sumas cantidades, y que junto a las recaudaciones en taquilla, elevan la cifra de negocio alrededor de los superhéroes a varios miles de millones de dólares.

La vida y el recorrido de los héroes de la Marvel se prometen largos. Las películas que vemos en el cine sustentan una industria mucho más extensa que no termina en sus títulos de crédito. Podemos comprar ahora, sin pudor alguno, un traje de Iron Man como antes los freaks se vestían de soldados del Imperio para estar por casa. Las convenciones de los superhéroes de la Marvel y de otros sellos son ahora más prolíficas y accesibles que ante; si bien están pensadas para un público especialista en el mundo del cómic y de las figurillas, la concurrencia viene a ser multitudinaria en cualquiera de sus convocatorias. Sin duda, los productos más populares de estas convenciones vienen a ser las maquetas de los superhéroes y sus armas y los videojuegos, nuevamente.

Todas las productoras que se han subido al carro del cine de superhéroes están viendo como su cuenta engorda y las necesidades de sacar nuevos lanzamientos son una prioridad, so pena de un sorpasso de su competencia. Esto hace que se anuncien nuevos títulos para las próximas temporadas, aún a varios años vista. Un breve listado de estos lanzamientos nos hará ver el volumen de negocio que manejan los estudios, y esto sólo a nivel de títulos cinematográficos: Black Panther, Los Vengadores: Guerra infinita y otro título de los vengadores aún por confirmar, Ant Man y la avispa, Captain Marvel y Thor: Ragnarok. Se quedó en la cuneta una posible resurrección de Batman y Superman tras el fiasco de Batman y Superman: el Amanecer de la Justicia, pero en la agenda de los productores ya estaba la producción de una película sobre la Liga de la Justicia que pondrán en marcha en breve. Interesante producto es el de Escuadrón Suicida, una película protagonizada por superhéroes más marginales cuya expectación ya generó millones de dólares en merchandising con sólo mostrar un teaser y un poco de concept-art; ahora se plantea hacer un spin off de su personaje más popular, Harley Quinn.

La industria del entretenimiento ha experimentado un cambio tremendo y la irrupción de las películas de superhéroes y todo el aparato publicitario y de consumo que le rodea están concibiendo al cine popular como una amalgama de muchas cosas o quizás como un apéndice de la industria que generosamente lanza una multitud de productos al mercado. Entretanto, los espectadores disfrutan de los superhéroes consumiendo sus películas, camisetas y figurillas, tanto da leer los cómics, la experiencia está servida y es tan estimulante como para entrar en el mundo de los superhéroes y no querer salir.

Alfredo Paniagua

@columnazero

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