TEATRO: EL ENCUENTRO

Un artículo de Juan Carlos Mora para ColumnaZero.
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Un artículo de Juan Carlos Mora para ColumnaZero.
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Fraga dirige el paso hacia la democracia.

Hace 37 años, en la noche de un 27 de febrero, el humo inunda los resquicios de una sala casi vacía. Cigarros encendidos por las llamas de una dictadura ya pasada, que llenan el espacio de una nebulosa de cambio y palabras. Dos hombres que son el fuego de la nueva democracia que está a punto de nacer. Así se muestran en escena Adolfo Suárez y Santiago Carrillo, interpretados por José Manuel Seda y Santiago Carrillo.

El Encuentro, la obra teatral escrita por Luis Felipe Blasco y dirigida por Julio Fraga, lleva a la ficción la reunión que tuvieron el entonces presidente del gobierno y el mayor representante del Partido Comunista Español, a partir de la cual se legalizó dicho partido y se asentaron las bases de esa Transición que estaba dando comienzo. Desde el pasado 25 de febrero y hasta el próximo 30 de marzo se estará exhibiendo en el Teatro Español (Madrid).

El texto está sujeto al diálogo permanente entre los dos interlocutores que, entre altos y bajos, intentan caminar en una misma dirección. Adolfo Suárez y Santiago Carrillo no son más que una excusa para (de)mostrar como el diálogo puede llevar a buen puerto. “Suárez y Carrillo son un espejo en el que todos deberíamos mirarnos”, así comienza su intervención el autor del texto. Este espectáculo más que como referencia histórica, invita al espectador a adentrarse en el génesis del proceso de democratización en España y caminar así entre las fallas gubernamentales y sociales que está sufriendo nuestro país en la actualidad.

Ambos actores navegan en la misma línea de diálogo más allá del personaje. Interpretaciones sujetas por la intensidad de las palabras y que, desgraciadamente, solo consiguen estremecer al espectador en un apretón de manos final alimentado por una banda sonora al ritmo de “Libertad sin ira” de la banda Jarcha. Es en este colofón final en el que el espectador consigue verse reflejado en la escena, compartiendo consigo mismo momentos de una historia pasada (y no tanto), y eclosionando en un erizado aplauso.

Merece la pena asistir a esta representación aunque solo sea por recoger la sensación del emocionado final, que en palabras de Seda supone un homenaje a todos aquellos que lucharon por el cambio y que “tenían la ilusión por la democracia, aunque ahora que tenemos la democracia hemos perdido la ilusión”.

Juan Carlos Mora

@jcarlos_mora

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