
Retrospectiva del director que nos descubrió otros mundos.
El mustio panorama fantástico de los años 90 dio un vuelco con la llegada de una película cuyo único atractivo, a priori, era el de contar con Bruce Willis como protagonista. El firmante de la cinta era un director cuyo peso era prácticamente nulo en el cine comercial norteamericano, M. Night Shyamalan, la película, El Sexto Sentido (1998), una cinta que exploró nuevos terrenos para el horror, reinventando el cuento de fantasmas para el cine.
Esta primera incursión en el cine mainstream desde una perspectiva fantástica por parte del director de ascendencia india se saldó con un reconocimiento de crítica y público de forma unánime. El mérito de El Sexto Sentido fue doble, de una parte acercó el horror al público mayoritario con un guión que incidía en la redención en la vida ultraterrena, alejando a los insidiosos fantasmas vengativos que el cine oriental, y de otra Shyamalan comienza a crear escuela con un estilo parco y minimalista y una fotografía que huía del efectismo estético. El giro final del guión define, junto esa estética rayana en lo austero, gran parte de la filmografía de M. Night Shyamalan. El éxito y la influencia de El Sexto Sentido fueron tan rotundos que incluso la superior cinta de Alejandro Amenábar, Los Otros (2001) extrae el giro final de El Sexto Sentido usándolo como pieza clave de su guión.
El éxito de El Sexto Sentido le aúpa como uno de los directores más prometedores de Hollywood. Sin decepcionar, El Protegido (2000) reinventa de forma categórica el género de los superhéroes sin necesidad de invertir millones de dólares en efectos especiales. Señales (2002), quizás su película más completa hasta la fecha, incide a en el mismo esquema narrativo de sus anteriores films: se plantea una situación que por cotidiana resulta creíble y la desarrolla hasta su extremo fantástico; protagonizada por Mel Gibson, ésta podría ser la versión minimalista de Encuentros en la Tercera Fase (1977).
Sin alejarse del género fantástico, M. Night Shyamalan seguiría escribiendo y dirigiendo películas en las que el peso de un buen guión sería un elemento decisivo para sorprender al público y mantener su estatus de realizador intocable. Bien sea porque los resultados no fueron los esperados o porque el público ya se había sobrepuesto del factor sorpresa con el que Shyamalan impregnaba sus filmes, El Bosque (2004) fue injustamente vilipendiada por la crítica y La Joven del Agua (2006), desechada por el público. Aunque La Joven del Agua fue la puntilla que obligó al realizador a apostar por la comercialidad a la hora de elegir su siguiente proyecto: El Incidente (2008), una cinta resultados son más que pobres. M. Night Shyamalan debió pensar que los tiempos en los que arrasaba con su genuina visión del fantástico habían pasado y necesitaba reciclar su estilo, comenzando a mirar al fantástico como el teatro del guiñol del que siempre huyó. M. Night Shyamalan inaugura y termina esta etapa con dos películas de escaso interés que no es otro que la exhibición de unos fastuosos efectos CGI: Airbender, el último Guerrero 3D (2010) y After Earth (2013).
Pero si el lector cree que hemos perdido toda esperanza en el genio de M. Night Shyamalan, no puede estar más equivocado, su última película, La Visita (2015), retoma su visión más indie del género, un filme netamente found footage. La producción, amparada por la Bloumhouse Production,s prometió a sus inversores una rápida rentabilidad a bajo coste, y quizás aires de cambio para la filmografía de un realizador que comienza a despertarse de una embriaguez CGI que no gustó a nadie.
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Alfredo Paniagua
@columnazero