
¿Cómo sería poder controlar lo que sueñas? ¿Y si fuera una práctica que se pudiera aprender y provocar? Diversos estudios demuestran que es posible. En ColumnaZero les hablamos de los sueños lúcidos, una experiencia que estadísticamente se calcula que ha vivido una persona al menos una vez a lo largo de su vida.
A día de hoy, son muchos los testimonios y anécdotas de personas que, de manera involuntaria, han “soñado lúcidamente”. Es el momento en el que una persona se da cuenta de que está soñando, tomando así consciencia de que el mundo que le rodea es solamente eso, un sueño. Al principio, la persona está tan inmersa en la fantasía que su cabeza está creando, hasta que llega el momento en que se da cuenta de que puede salir de su cuerpo y ver el lugar en el que está dormido su cuerpo yacente.
Es en ese momento cuando surgen las alucinaciones, voces, presencias y sonidos que perturban al individuo. Así lo cuenta Miguel Blanco, una de las personas que padece este fenómeno cada noche desde los 17 años. Miguel Blanco afirma que al principio no es consciente de que está soñando, cuando empieza a darse cuenta de que sí, vive el proceso y asegura haber salido de su cuerpo y verse a sí mismo durmiendo. No podía evitar sentirse aterrorizado, y ante la voluntad de levantarse y pedir auxilio, sentía una fuerte presión en el pecho que no le dejaba incorporarse ni hablar. Miguel está seguro de que es una práctica muy importante en la que se da cuenta de que la consciencia no es más que un campo de acción donde sucede la realidad, y no al revés.
Los sueños pueden tener un alto componente terapéutico. Es una manera de desglosar el ámbito emocional del sueño para analizarse a sí mismo. Es ahí donde se suelen mostrar los sentimientos de la persona, pudiendo acceder a rasgos propios muy personales e íntimos. Miguel es un claro ejemplo de lo que él denomina “soñador lúcido”. “Me despertaba sobresaltado, y justo antes de volver a quedarme dormido, entraba en una fase de incapacidad de movimiento, escuchaba voces y sensaciones en mi habitación. Pasé mucho miedo intentando moverme para pedir auxilio”.
El recuerdo más antiguo de un sueño lúcido fue relatado por San Agustín de Hipona en el año 415 d.C. El padre de la iglesia católica redactó una carta en la que cuenta cómo un ángel le despertó de un sueño para demostrarle que la percepción no dependía del cuerpo, sino del espíritu o la conciencia. Le demostró que podía percibir la realidad que le rodeaba mientras su cuerpo yacía dormido con los ojos cerrados.
En 1953, Aserinsky y Kletiman ya analizaron este tema. Llegaron a la conclusión de que estos sueños tienden a producirse en fases marcadas por movimientos oculares rápidos. La existencia del fenómeno solo se podía demostrar mediante señales enviadas voluntariamente al sujeto dormido.
En base a lo anterior, el 12 de abril de 1975, se produjo la primera prueba del sueño lúcido por Keith Hearne en la Universidad de Hull en Reino Unido. El sujeto, Alan Worsley, señaló la toma de conciencia en un sueño mediante un código ocular acordado de antemano. Estas señales se registraron durante una fase de sueño paradójico. Así se demostró que era posible ser consciente en medio de uno de ellos. Los sueños paradójicos tienen un contenido más emocional.
Actualmente, el psicólogo de la Gestah, Paul Tholey, distingue un sueño normal de uno lúcido en base a una serie de criterios: El soñador que sabe que sueña cuando…
- Dispone de libre albedrío.
- Cuenta con sus capacidades normales de cuando está despierto.
- Cuenta también con los recuerdos de los que dispone cuando está despierto.
- Al despertar recuerda el sueño con claridad.
- Es capaz de interpretar el sueño dentro de él.
Una vez que una persona ha vivido esta experiencia en varias ocasiones, puede intentar incluso controlar lo que pasa en su sueño, puede moverse dónde y cómo quiera, tener el control absoluto de su cuerpo y mente. Diversos estudios demuestran la existencia de métodos válidos no sólo para inducir al sueño lúcido, sino una vez soñando, para controlarlo. Científicamente se usa la inducción a sueños lúcidos como tratamiento contra fobias o trastorno por estrés prostraumático.
Carmen Santaella Arco
@CarmsAndPams