Los hermanos Cohen representan como nadie la heterogeneidad dentro del género cinematográfico. Hoy en día, pocos directores han sabido llevar tan bien esa mezcla dentro de sus películas. Únicamente me vienen a la memoria dos: Alexander Payne y Wes Anderson, por su capacidad de combinar la comedia y el drama de una forma tan magistral. Pero los Cohen van mucho más allá, su denominado cine negro es una revisión completamente moderna del noir de los años 40, con elementos totalmente renovados y estilizados como la violencia, la ambientación, ciertos personajes canallas que tienden a romper el orden natural de la trama y su tono cómico-fantástico.
Lo de los Cohen es algo muy moderno y singular, su idea está pulida al máximo, ya sea desde el relato atormentado con tintes oscuros y violentos (Sangre fácil y Fargo), la comedia más granuja (Arizona Baby, O Brother!) o su peculiar combinación de todo lo anterior con un toque de realismo mágico (El Gran Lebowski y Barton Fink). Incluso su aportación al western resulta sorprendente; desde el clasicismo renovado con Valor de ley o desde un ángulo totalmente contemporáneo con No es país para viejos.
En 2001 estrenarían El hombre que nunca estuvo allí, film que no tuvo una gran acogida en nuestro país pese a contar con numerosas nominaciones para la mayoría de premios importantes. Muchos pudieron pensar que resultaría un mero trámite de los Cohen, una película menor como Ladykillers o Crueldad intolerable, del mismo periodo, pero el caso es que se trata de una obra redonda digna de un puesto en el olimpo dentro de la filmografía de los Cohen.
La cinta cuenta la historia de un peluquero, interpretado magistralmente por Billy Bob Thornton, en una pequeña localidad de California durante los años 40. La película aborda en su lado más hondo la mediocridad, la insatisfacción y el pasotismo en el que se ha convertido la vida moderna. La voz en off del protagonista contribuye a que sus reflexiones adquieran una dimensión atemporal, aplicable a nuestros días.
Bob Thornton representa como nadie la monotonía, anclado en una vida de peluquero y en un matrimonio condenado al fracaso. El film resulta sombrío y poético, embaucador por momentos, y en donde la mezcla de géneros va desde la comedia negra pasando por el thriller, el drama e incluso ciertos toques de realismo mágico.
Los Cohen construyen bajo una apariencia sosegada, una trama compleja y llena de giros, que convienen no desvelar, con personajes muy recurrentes en su cine; por un lado picarescos y astutos y por otro lado ridículos y mezquinos.
En definitiva, una de las películas más lucidas de los Cohen de la última década y un titulo imprescindible dentro de su filmografía.
[vsw id=»xZR_Dd4xRwg» source=»youtube» width=»425″ height=»344″ autoplay=»no»]
Jorge García Martínez