
Ramsés ya no es lo que era, y nunca mejor dicho. Ambiente sofisticado, ubicación privilegiada….y por fin, una propuesta gastronómica a la altura. Sí señores, en Ramsés también se come bien.
Con la Puerta de Alcalá como escenario privilegiado, en un palacio del siglo XIX con un interiorismo único en España diseñado por el francés Philippe Starck, se encuentra Ramsés. Pero todo esto ya os lo sabéis. La cuestión es que esto no va sólo de lo chulo (sí, chulo) del espacio y del ambiente social que lo acompaña, sino de que (ahora también) se puede comer bien. Y más que bien.
Ramsés ha pasado por muchas etapas, algunas con más éxito que otras, y en la actualidad intenta reconstruir su atractiva imagen gracias a una apuesta por la gastronomía. Tras una trayectoria de incertidumbre culinaria, el fichaje del chef Aurelio Morales promete poner ese punto de vanguardia que tanto escasea en Madrid, y hacer que Ramsés pueda seguir siendo el it place madrileño por excelencia (si es que alguna vez dejó de serlo).
Aurelio Morales (en su anterior etapa, mano derecha de Paco Pérez en Miramar, con dos Estrellas Michelin a la espalda) pasó también por El Bulli, Echaurren, Abac, Tickets… y ha llegado con ganas de expresar su creatividad en forma de platos que invitan a rebañar. Entre los más aplaudidos: sus croquetas (las de callos son de quitarse el sombrero), el canelón de Carabinero con salsa americana y trufa negra, y diferentes propuestas de pescado (como el rodaballo) que saben a producto, a técnica, pero también a tradición.
Una cocina en definitiva que no está sujeta a nada, independiente como el mismo chef. Y es que llegar para defender el espacio gastronómico de Ramsés no es moco de pavo. Si había una plaza dura de torear, esa era Ramsés, donde Aurelio ha conseguido coger el toro por los cuernos y logra rematar una carta donde mezcla de forma audaz y sensata vanguardia y tradición.
Porque a Suria (el restaurante gastronómico de la primera planta) uno va a dejarse impresionar. Desde el correctísimo servicio (para sentirse como unos señores), a la coctelería virtuosa que prepara Borja, y hasta la completa carta de vinos (que merece un post aparte), todo conforma una sintonía que culmina en el momento que aparece Aurelio y pregunta: “¿Os gusta todo? ¿Alguna alergia? ¿No?, pues vamos allá!”. Y empieza el espectáculo, y se nota la exigencia profesional de un chef que aborda servicios de más de un centenar de comensales por noche sin perder el buen hacer; y es ese inconformismo propio de un chef de 32 años que se lo ha currado y al que le sobran ganas de comerse el mundo, el que le hace apuntar maneras para despuntar (siempre y cuando le dejen hacer). Avisados quedáis.
El reto de Aurelio pasa ahora por compaginar su cocina vanguardista con la oferta de platos comerciales necesaria para satisfacer a su variopinta clientela. Porque Ramsés no es un restaurante, es un concepto, el proyecto sabe ser referencia del lifestyle de la capital incluyendo en su agenda desde eventos pop up con exposiciones vanguardistas, brunch, afterwork, slunch, música, …
Barra de copas, restaurante informal, espacio gastronómico y una gran terraza al aire libre (toma ya) son los ingredientes que convierten a Ramsés en un imprescindible a (re)visitar. Y es que, por muy flamencos que se pongan algunos, cuando se trata de veladas perfectas hay pocos sitios donde sabes que no te la juegas. Y Ramsés es apuesta segura.
Beatriz Cámara