
Misterioso. Con ese adjetivo podríamos definir Polybius, un juego arcade de los 80s que provocó un gran desbarajuste en la sociedad del momento. Nos vestimos de Iker Jiménez para contaros la tenebrosa historia de este videojuego y sus detalles más profundos de esta leyenda urbana que cubrió de penumbra las mentes de aquellos que se atrevieron a jugar a esta máquina recreativa.
Nos remontamos a la época del “Boogie”, golosinas de colores y sabores, El Chavo del 8, Alf, Los Pitufos.… los 80s, en concreto, a 1981. Todo en ese año parecía de color de rosa hasta que llego a las salas de Portland la recreativa más extraña de todos los tiempos, Polybius, un videojuego que causaba a sus jugadores una adicción insaciable y comportamientos extremos tras cada partida. Una adicción tan profunda que los jugadores olvidaban por completo la experiencia con el juego, por lo que apenas se poseen testimonios de este espeluznante arcade.
El aspecto de la maquina ya daba indicios de su extravagancia. Era completamente negra con tan solo un botón, una palanca, y el logo de Polybius. El juego consistía en manejar una nave y disparar a diferentes enemigos en cada nivel. Pero lo curioso es que el jugador no interactuaba con la nave sino que la pantalla se movía alrededor de la nave, una forma diferente de plantear un videojuego y que fue una de las causas de su éxito.
El juego fue creado por el programador Ed Rottberg, militante en la empresa alemana Sinneslöschen, que curiosamente su traducción del alemán significa “perdida de los sentidos”. Los pocos jugadores que pudieron relatar una pequeña historia sobre su paso por Polybius lo describían como un juego lleno de luces estroboscópicas, colores muy llamativos, formas geométricas y, lo más increíble, mensajes subliminales.
Sin embargo, estos no fueron las características más “paranormales”. Junto a estas luces de colores y efectos de luminosidad se podían observar caras fantasmagóricas casi imperceptibles dada su velocidad de aparición que recorrían la pantalla. Pero si esto no era suficiente, como acompañante de estas insólitas figuras, aparecían mensajes que “invitaban” al suicidio o conformismo como: «Kill Yourself» (mátate), «No Thought» (no pienses), «Conform» (confórmate), «Honor apathy» (honra la apatía), «Do not question authority» (no cuestiones a la autoridad) o «Surrender» (ríndete) entre otros muchos más. Los jugadores llegaban a sufrir problemas de salud y mentales teniendo pesadillas nocturnas, ataques epilépticos, malestares, alucinaciones auditivas y ópticas, perdidas nerviosas y hasta ataques nerviosos.
Para añadir más intriga a esta historia, cada noche unos hombres de negro visitaban cada local que poseía una máquina de Polybius y hacían un pequeño cuestionario, preguntando al propietario cuestiones como las mejores puntuaciones, tiempos de juego o reacciones y efectos sobre los jugadores. Un detalle, que hizo pensar que todas estas máquinas “ilusionistas” pertenecían a algún organismo interno estadounidense dando rienda suelta a las teorías sobre el constante control de las mentes de los ciudadanos con la intención de inculcarles sentimientos o responsabilidades mediante la manipulación de sus mentes. Un dato curioso es la aparición de esta máquina en el capítulo “Por favor, Homer, no des ni clavo” de Los Simpsons en la temporada 18, en donde podemos observar como en la parte frontal de la maquina están las palabras “Propiedad del gobierno de los EEUU”.
Un pequeño descuido por parte de los nombrados, hombres de negro, permitió a unos testigos ver como los “agentes” se dejaron un menú de opciones del juego abierto, donde sorprendentemente se mostraba diferentes parámetros que permitían medir o introducir el nivel de “pesadillas nocturnas”, “amnesias”, “alucinaciones” o “ataques epilépticos” entre otros muchos.
Pasado un tiempo, salió a la luz la muerte de un joven debido a su paso por la maquina Polybius. Inmediatamente las recreativas desaparecieron de la noche a la mañana y no dejaron rastro por ningún local existente. Todo este trabajo fue realizado por los mismos hombres de negro encargados de la inspección de las mismas.
Rumores e invenciones han sido las armas más utilizadas en Internet para reforzar esta leyenda urbana, que sin ninguna prueba factible, siempre perdurarán en los pasillos de los locales de recreativas.
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Jorge Fernández
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