
La pretensión de Lars von Trier.
Para los más despistados, Lars von Trier es un director de cine danés de lo más revolucionario. Desde sus inicios ya comenzó provocando debido a sus controvertidas ideas de hacer cine. El Dogma´ 95, surgido en la década de los noventa y promulgado por Lars von Trier entre otros, tenía como fin la construcción de un cine realista, ausente de todo tipo de recursos técnicos que promovieran un cine de ficción como eran los efectos especiales, una de las grandes demandas de la época (Star Wars o Jurassic Park).
Las películas de Lars von Trier adquirieron así voz propia con la culminación de la trilogía Europa con Epidemic (1987), Medea (1988) y Europa (1991). Este conjunto ya denotaba de Lars von Trier que era un autor con una forma de hacer cine de lo más polémica debido a sus montajes, superposiciones o cambios de blanco y negro a color. Trabajos elaborados con unos rasgos propios más cercanos al documental que a la ficción. Rodados en cámara en mano y con un aspecto contemplativo.
Su cine se caracteriza por seres humanos con dramas desagarrados. Mayormente mujeres marcadas, como podemos ver en sus últimas obras, Antichrist (2009) y Melancolía (2010), donde el sexo y la muerte juegan un papel esencial en el curso de la vida de la persona.
Así se abre Nymphomaniac Vol. I, como un estudio psicológico sobre la patología sexual de Joe (Charlotte Gainsbourg). Conocemos su vida, conocemos tanto sus traumas como sus inquietudes. La vemos crecer y vemos aquello que le perturba. Vemos cómo el sexo se apodera de ella y el trastorno que le provoca. Una película fresca a la par que atrevida, tan dramática que parece real. No es el sexo la esencia de Nymphomaniac, sino lo que hay detrás: el por qué Joe lleva acabo una vida donde la adicción al sexo se convierte en algo vital. Una mujer que pierde la cuenta de las personas con las que se ha acostado, utilizando el sexo como un juego que acaba transformándose en un estudio antropológico sobre el hombre y su miembro.
Una película que denota la destreza de un artista consagrado que sabe cómo fusionar lo visual y lo sonoro, como el paso que hace de las grandes sinfonías de Bach al Heavy metal más duro como banda sonora del film. Música que como la vida y cómo el sexo, crea diferentes atmósferas. Donde hay relaciones violentas y relaciones sentimentales. Una huida del amor hacia lo más puramente físico debido a la posible carestía de sentimientos en Joe o su obsesión perturbada y enferma por su sexo.
Sin duda, un trabajo para contemplar con paciencia, con un elenco actoral de lo más llamativo y brillante. Debido a su larga duración, 330 minutos aprox., ha sido dividida en dos volúmenes por la propia distribuidora (Golem), por lo que es una obra donde la propia película llega a sufrir los desaires del propio director y la autodestrucción de su protagonista, al vivir como ella, tanto momentos de esplendor como fragmentos vacíos. Con un final similar para ambas partes (Joe y la película), que quizás, por la obligatoriedad de ser cerrado, es tan poco certero, o puede que no. Tal vez, cuando aparezca el primer título y ponga “Dirigido por Lars von Trier”, puedas pensar que era ese el momento, o pienses que nada ha tenido sentido y todo te descuadre. Lo más probable es que acabes sintiendo que Nymphomaniac; por encima de cualquier consideración, es una pieza más del singular Lars von Trier.
Sólo quería decirle, que si tiene alas, ¿por qué no debería volar?
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David Couso
@DavidLF_cinema
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