La crueldad que azota a muchas áreas de África se ha visto nuevamente reflejada con el secuestro del centro comercial Westgate por el grupo islámico Al Shabab, una filial de Al-Qaeda en la zona conocida como el Cuerno de África; y que motivan por la presencia keniata en la vecina Somalia, el principal Estado Fallido del mundo actual, lugar que ocupa desde el 2008 y zona casi sin gobierno donde Al Shabab ostenta gran parte del poder.
Han pasado ya varias jornadas desde que el grupo islamista Al Shabab atacara el centro comercial de Westgate en Nairobi (Kenia) y el asedio continúa. Según cifras de la Cruz Roja, 62 personas han muerto y al menos 170 han resultado heridas en un claro atentado contra la actuación de Kenia en el vecino país de Somalia. El propio gobierno keniata ha reconocido que la situación parece controlada y que la operación está en la fase final, si bien la célula de Al-Qaeda anunciaba en Twitter que los terroristas que aún permanecían en el interior estaban dispuestos a quitarse la vida. La red social ha eliminado rápidamente la cuenta, un acto que se ha repetido continuamente en 2013.
Pero la situación que está viviendo el mencionado centro comercial en Nairobi solo es un ejemplo de lo que en Somalia se repite casi a diario. Un país que desde 2006, con la caída de la Unión de Tribunales Islámicos, yace sin control y que prácticamente es una guerra de guerrillas. Pese a que muchos de los políticos y expertos en estos asuntos reconocen que Al Shabab vive su peor momento, lo cierto es que aún sigue estando muy presente en el cuerno africano y especialmente en Somalia.
Al-Shabab, radicales al poder
Al-Shabab se podría definir como un movimiento de resistencia islámico presente en Somalia, que surge entre los años 2006 y 2007 tras la caída de la Unión de Tribunales Islámicos (gobierno hasta la fecha en el mencionado país) a manos del Gobierno Federal de Transición ayudado por las Fuerzas Armadas de Etiopía. La Unión de Tribunales Islámicos era el poder instaurado tras el colapso de la situación política en los años 90 en Somalia.
El Gobierno Federal de Transición se formó a principios del 2000. Pretendía constituir la anterior Somalia en un periodo de tres años, otorgándole a la población la libertad de expresión y asociación, los derechos humanos, etc..; además de realizar una separación de poderes. El legislativo, quizás el más importante por ser la zona que era, recaía en la Asamblea de Transición Nacional formada por 245 miembros; 44 escaños por cada uno de los cuatro clanes principales (Dir, Hawiye, Darod y Oigil) y 24 de la alianza de los clanes menores, así como 20 para somalíes de gran influencia y 25 para mujeres.
Tres grandes grupos
Más tarde, en 2004, se formó un parlamento de Somalia en Kenia que aprobó una misión de paz de la ONU , declarando además que la tercera parte del pastel, la alianza de los “señores de la guerra” no combatía con ellos. Porque, si el lío era poco, a comienzos del 2000, cuando la Unión de Tribunales Islámicos se hacía poderosa, se formó la Alianza para la Restauración de la Paz y la Lucha contra el Terrorismo (ARPLT), una unión entre clanes armados liderados por los mencionados «señores de la guerra», que eso sí, perdieron la lucha contra la Unión de Tribunales y fueron obligados a abandonar el territorio.
Eliminados los “señores de la guerra”, la Unión de Tribunales Islámicos caía frente al Gobierno de Transición de Somalia, apoyado por Etiopia, y poco a poco fueron pasando territorios de un lugar a otro. Aquí radica ahora la esencia del problema, ya que mientras algunos miembros de esa unión reconocían al gobierno, otros se fueron radicalizando formando Al-Shabab y comenzando una cruzada en el propio territorio somalí y alrededores contra los que les habían quitado lo que era suyo.
Así, Al-Shabab, además de perpetrar el reciente atentado en Nairobi, realizó hace tres años en Uganda otro acto similar, con 76 víctimas. En territorio somalí prosiguen con lapidaciones y junto con algunos «señores de la guerra» con los que están enfrentados, protagonizan luchas en plena capital, en Mogadiscio. En 2012, unió sus fuerzas con Al-Qaeda y aún hoy están juntas. Sus negocios son principalmente la venta de carbón vegetal, apartados forzadamente de otros como la venta de drogas o los residuos tóxicos.
Estado fallido
Por cosas como esta, Somalia, es el principal país de los denominados Estados Fallidos, designado por su falta en la garantía de servicios básicos y que incluye: pérdida de control físico del territorio, falta de autoridad legítima en la toma de decisiones, incapacidad de suministrar servicios básicos, o incapacidad de establecer relaciones con otros países. Desde 2008, Somalia ocupa el primer lugar, en una lista con otros países como la República Democrática del Congo, Sudán, Chad, Zimbaue y así hasta 177 estados (33 en alerta, considerados a un nivel similar o algo inferior al de Somalia).
A ello se le une que Somalia se rompe en pequeños estados autoproclamados independientes como Somalilandia o Puntlandia, quizás incluso con mejor imagen de cara al exterior que Somalia, pero que apenas son considerados como tales por su falta de reconocimiento. Un panorama desolador el que presenta este país, sumido en una hambruna desde hace casi 20 años y que hace que millones de personas estén al borde de la muerte por desnutrición; algo que rara vez aparece en los medios de comunicación. El atentado del centro comercial de Westgate tiene un denominador claro y es el abandono de la comunidad internacional con respecto a Somalia, lo que facilita la actuación de estos grupos radicales.
Antonio Álvarez Lovillo