El conocido como trap ha subido como la espuma conquistando los primeros puestos de las listas de todo el mundo. Esta modalidad, gracias en gran parte al mainstream, llegó a nuestros oídos para resonar en nuestra cabeza todo el día, incluso si no nos gusta su forma de mostrar la cara más perversa de la humanidad. Este subgénero del rap ha ido abriéndose hueco entregrandes éxitos alcanzando un ascenso meteórico hasta convertirse en un fenómeno musical, audiovisual y hasta podríamos decir que un modo de supervivencia sin precedentes.
Para quien todavía no sepa de qué estamos hablando, cabe destacar que nos referimos al movimiento que procede del inglés “trampa” y que alude a los lugares en los que se vendía y compraba droga. En el universo de la música, comprende una categoría a medio camino entre el rap y el reguetón que nace en Estados Unidos, más concretamente en ciudades como Texas o Georgia, a mediados de los años 90 con artistas que comienzan a dar sus primeros pasos en él como Outkast o T.I., este último fue pionero empleando este término con su álbum Trap Musik publicado en 2003. En definitiva, podemos afirmar que el trap no se definía por un sonido en sí, sino más bien por una temática que se ha mantenido hasta la actualidad.
Se fundamenta en una mezcla de variedades de los más dispares, que junto a técnicas innovadoras como la distorsión vocal a través del famoso y criticado Autotune, así como elementos electrónicos, dan lugar a piezas que generan un sonido envolvente con melodías que definen un estilo vital al borde de la ley. Chicos de barrio sin pelos en la lengua seguidos por millones de personas que recurren a esta vía para denunciar la mala vida que les ha tocado vivir infringiendo todo tipo de códigos morales. Respecto a sus versos, mantienen la esencia del rap tradicional aunque su métrica es mucho menos compleja, más sencilla, sin rimas tan estudiadas. Estas utilizan narraciones explícitas sobre el sexo, las adicciones y otros temas peliagudos con el único objetivo derevelar su descontento en cuanto a la realidad social actual.
Una cosa está clara, el eterno debate del dominio de las letras y los ruidos callejeros entre el rap, el hip-hop y el reguetón queda a un lado cuando se trata de expresar los puntos débiles de la sociedad, donde el trap se lleva el gato al agua sin discusión.
No es nada nuevo que ha logrado cruzar fronteras hasta globalizarse. Hoy en día, encontramos una enorme cantidad de estrellas y productores internacionales como Chief Keef, Waka Flocka o el afamado trapero Lex Lunger que se han incorporado al triunfo de esta revolución underground que cuenta con seguidores y detractores a partes iguales. Hasta tal punto ha llegado esta influencia que festivales de gran relevancia como Ultra Music Festival, Miami Trap o Tomorrowland han abierto las puertas a esta tendencia y a sus abanderados.
En el caso de España, existe un factor común en el lanzamiento y origen de los artífices de este género. Nombres como Bad Gyal, C. Tangana, el canario Bejo, Dellafuente o Yung Beef han sabido aprovechar el boom de plataformas digitales como Soundcloud, Spotify o Youtube y el poder expansivo de las redes sociales para crear un efecto de deslocalización llevándolos hasta los sitios más insospechados.
Su repercusión ha sido tan inmensa que la Semana de la Moda de París usaba como banda sonora de uno de sus desfiles estos ritmos urbanos. Asimismo, el granadino Yung Beef ha protagonizado junto a grandes rostros del sector de la moda como Kate Moss o Bella Hadid la campaña “#My Calvins” de Calvin Klein Underwear. Inclusive, el carismático Will Smith, que recordemos no solo es actor sino que ha hecho sus pinitos como cantante, recupera su faceta musical para unirse a esta nueva corriente. Se trata de ‘Get Lit’ junto a DJ Jazzy Jeff, una canción cuyos ingredientes principales son el trap junto al rap y que fue presentada durante el pasado mes de agosto en un festival británico.
Quizás la fama de este terremoto que ha dejado patas arriba a la industria se base en que los límites se desdibujan mediante canciones que despiertan el espíritu gamberro y rebelde que tanto dicen que caracteriza a la denominada «generación millenial”. Esto, sumado a que ha sacadoel máximo partido posible a las numerosas polémicas que le rodean, cargando la artillería más pesada a raíz de cada una de ellas; hace que el trap vaya ganando cada vez más adeptos sonando en todos los rincones del planeta. Sin duda, está pisando fuerte y promete capear cualquier temporal para dominar las escaletas de radios nacionales e internacionales.
Adriana Rodríguez Sánchez-Cerrudo.
@columnazero