Indispensables, logran mimetizarse con las tendencias en joyas y complementos para perpetuarse como un clásico en la moda. En ColumnaZero, un homenaje a una de las grandes imprescindibles de la moda.
Estas pequeñas joyas marinas son cultivadas actualmente por el hombre en granjas perlíferas. Solamente el 1% de las perlas son de origen natural. Aún así, se trata de una labor tradicional, cuidadosa y laboriosa. La perla se obtiene de la reacción del molusco, especialmente las ostras, a un cuerpo extraño en su interior. De esa manera, el animal cubre con nácar la partícula extraña hasta formar una perla. Su valor se determina en función del proceso de obtención, forma, color y talla.
Los historiadores creen que las perlas fueron los primeros objetos considerados como gemas preciosas con las cuales las mujeres se adornaban. En la antigüedad, representaban la virtud, la sabiduría y el poder económico. Eran símbolo de grandeza. Actualmente, las perlas no son sólo para la gente de alta cuna. Debido a su amplia variedad, todo el mundo puede gozar de tener en casa alguna pieza.
La perla se integra perfectamente con cualquier otro material precioso. Oro rosa, oro blanco y plata son nuestras combinaciones favoritas. Pero ella de por sí ya es una pieza única. ¿Quién nunca ha soñado con un collar de perlas negras, elegante y sexy a la vez? Las grandes musas de la moda ya lo sabían y ya nos lo indicaban hace tiempo: las perlas son un must. Coco Chanel, una de los mayores iconos de la moda femenina, rodeaba su cuello siempre con perlas, uno de los tips que reconoce a su marca, Chanel. Audrey Hepburn desayunaba con diamantes. Sí, pero enfundada con un collar babero de perlas combinado con diamantes. Es tal su capacidad de mimetización en las tendencias, que los jóvenes diseñadores de la última MBMFW apuestan por ellas como complementos en sus colecciones.
Existe una alta diversidad de estas gemas que poca gente conoce. Sus colores y sus formas son incontables. Entre las más conocidas encontramos las Perlas Australianas (las más populares y consideradas, de simetría y brillo casi perfecto, se pueden encontrar de diversos colores), Perlas Akoya (de color crema brillante, redondas y simétricas, cultivadas en Asia) y las Perlas de Tahití (generalmente negras, de brillo intenso y cultivadas en la Polinesia Francesa). También podemos encontrar perlas de agua dulce cultivadas en China, Japón o EE.UU (ovaladas y de color blanco rosado) o de imitación como las Perlas de Mallorca. (Para diferenciar una perla auténtica de una artificial es el acabado en arena de la natural, de esa manera, entre los dientes no resbala como sí ocurriría con la artificial).
Pero a la hora de localizar tiendas especializadas en estas pequeñas joyas nos hallamos en un páramo. Si queremos encontrar una gran variedad de perlas, saber su origen, su clase, y además, que nos aseguren el sello de calidad, contamos con opciones incluso en la red, como la siguiente página web, con más de 10 años de experiencia en este sector y dispone de tienda online con certificados. Desde joyas únicas por su exclusividad hasta piezas básicas, como pendientes de perlas. Sin olvidar los tan preciados collares como la gargantilla que tanto lució Grace Kelly o los populares modelos “princesa” o “cuerda”. Este último suele medir hasta un metro y dan varias vueltas al cuello, convirtiéndose en el predilecto de los joyeros para decorar sus escaparates.
Como mejor amiga que es la perla, debemos serle fiel y guardarle un sitio especial en nuestro joyero. Ella nos lo devolverá dando luz propia a todos nuestros looks. Y si no tenemos, pues puede ser la excusa perfecta para ir a Tahití a buscarla con nuestras manos y disfrutar de una experiencia de los más “in”. Se trata de la atracción turística reservada para unos pocos que sitúa a los fondos marinos de la laguna de Fakarava, reserva de la biosfera, en los predilectos a nivel internacional para realizar buceo.
María Lestón Rodríguez
