Recuperamos las tendencias que marcaron los 70 y los 90, y vimos nacer otras nuevas en las pasarelas. Pero haciendo el balance anual, en ColumnaZero hemos visto que hay modas dignas de vivir el año que llega, y otras que es mejor dejar en el recuerdo.
Deportivas blancas VS. sandalias con pelo
A estas alturas todo el mundo conoce las Stan Smith, el clásico que Adidas revivió hace unos meses y se convirtió en el must definitivo. Nosotros también les dimos el sí quiero, y abrazamos las deportivas blancas, cómodas y aptas para cualquier look. Pronto los diseñadores se sumaron a la tendencia, que llegó a desfilar en la 080 Barcelona Fashion de la mano de Krizia Robustella y sus Reebok noventeras. Adoradas por bloggers, sneaker freaks y, por supuesto, nosotros, queremos deportivas blancas en nuestro armario el año que viene.
Pero no todo han sido alegrías para los pies. De hecho, la temporada empezó algo turbia cuando Gucci presentó su colección para este invierno, y se atrevió a colarnos unos mocasines con pelo. Abiertos en el talón, como unas zapatillas de estar por casa. Olivia Palermo y otros mandamases de la moda no tardaron en hacerse con ellos, así que la firma se salió con la suya. El problema vino en verano, cuando otras marcas copiaron la idea en versión ugly shoe. Y eso ya sí que no podemos pasarlo por alto. Nuestro deseo para el año que viene es la extinción de las sandalias de peluche.
Piernas tomboy
Si hiciéramos un diccionario fashion del 2015, tomboy no podría faltar. Su traducción más literal es marimacho, pero en el contexto de la moda hace referencia a chicas con un estilo de vestir masculino que siguen manteniendo su feminidad; sin connotaciones negativas. Y define a la perfección cómo nos hemos tapado las piernas este año. Por un lado, las minifaldas de los 90 y el tiro alto; por otro, los pantalones boyfriend. Aunque al principio nadie sabía muy bien cómo llevarlos ni si se podían considerar favorecedores, han conseguido un hueco en nuestro corazoncito. Y más de una jurará haber ganado en calidad de vida después de abandonar los pitillos. Por eso, pedimos un 2016 lleno de boyfriends.
La parte negativa también hace honor al concepto de tomboy, solo que esta vez se ha mezclado feminidad y masculinidad en una sola prenda, y el resultado no ha sido nada bueno. Estamos hablando de las sobrefaldas, o pantalones largos cubiertos por una capa a modo de falda. Estuvieron de moda en los 90 y deberían haberse quedado en esa época. En el 2012, algunas firmas intentaron recuperar la tendencia sin éxito, y estos últimos meses hemos vuelto a ver algunos intentos. Desde aquí lanzamos el mensaje: o falda o pantalón, no queremos 2×1.
El difícil arte del layering
El cuero y el ante han sido los reyes indiscutibles en lo que a partes de arriba se refiere. Cuando hace frío, se imponen las chaquetas perfecto y biker negras, de cuero, capaces de arreglar cualquier desastre estilístico. Con el calor, las de ante en tonos marrones toman el relevo. Con una de cada en el armario no hay look que no tengas cubierto, y el layering (o llevar muchas capas por culpa del entretiempo) se convierte en todo un arte. Estas prendas han pasado de ser otro tipo de abrigo a un básico en toda regla, y claro está, nos las pedimos para el año que viene y para todos los siguientes.
La antítesis del buen layering es, de nuevo, un intento de recuperar tendencias de los 90. Lo que por aquel entonces era llevar camiseta de baloncesto encima de una básica de manga corta, se ha convertido en cubrir camisas de vestir con prendas lenceras, y no somos capaces de encontrarle el sentido. Por mucho que los gurús de moda se empeñen, decimos adiós a las capas innecesarias.
Los pequeños detalles marcan la diferencia
Para acabar, no podía faltar un párrafo sobre accesorios. Con las tendencias setenteras volvieron los sombreros fedora. En otoño, cambiamos las bufandas por pañuelos finos a modo de corbata. Y en invierno, Chanel devolvió la originalidad a los bolsos para el desfile de Cinecittá. Tendencias funcionales, elegantes y distintas, que se merecen estar con nosotros un año más.
Al contrario que las gargantillas o chokers (de nuevo herencia de los queridos 90) y las uñas puntiagudas extra largas, que ya han tenido su momento de gloria.
Con esto acaban nuestros deseos para el año que llega: deportivas blancas, boyfriends, chaquetas de cuero y bolsos llenos de magia. Y sobre todo, muchas tendencias nuevas para que podamos seguir aportando nuestra visión de la moda.
Clara Auñón
