La pionera plataforma de mensajería instantánea, lanzada en julio de 1999, echa el cierre definitivo tras Microsoft apostar por Skype. Varios meses de esfuerzo y promoción para que los usuarios migrasen sus cuentas y contactos a la apuesta de futuro. El logo de Msn, un icono tecnológico.
El crecimiento de las redes sociales, la aparición de los smartphones, las aplicaciones y servicios de mensajería instantánea, habían relegado a Messenger al olvido. La mayoría de las cuentas activas, ni siquiera habían sido abiertas en los últimos años, a pesar de contar con una fuerte popularidad en algunos países y más de 100 millones de usuarios en todo el mundo, y de los esfuerzos por actualizarlo como se intentó con Windows Live Messenger, que permitía incluso añadir contactos de Yahoo. Es por ello que Microsoft, ante una crónica de muerte anunciada, anunció una estrategia de migración para que Skype tome el relevo. Skype es la plataforma referente en videollamadas, adquirida por la multinacional hace apenas dos años por cerca de seis millones de euros, con el objetivo de convertirla en referente. Actualmente supera los 280 millones de usuarios activos, tras los datos de migración, a la espera de los últimos rezagados. Las funcionalidades de Messenger quedan integradas en Skype, dotándola de versatilidad.
El final de Messenger está siendo usado por cibercriminales para infectar con troyanos y malware los dispositivos de usuarios que buscan descargarse el servicio. Los expertos señalan la prudencia a la hora de usar los canales oficiales, puesto que se ha alertado de la cantidad de dominios falsos que esconden instaladores falsos y maliciosos. Una práctica segura es migrar directamente desde la cuenta personal de Msn.
Con la fecha límite de migración expirada, termina una época y se mitifica un icono. Se escribe el adiós a siete versiones. Tan sólo China podrá seguir usando Msn. Una plataforma que marcó la forma de comunicación de varias generaciones, que popularizó los emoticonos y gifs, los perfiles con estados y entretuvo a millones de personas; queda desde hoy, en el recuerdo de los grandes modas tecnológicas sociales, en la memoria de millones de usuarios ya no tan jóvenes.