Modelo con 17 años, prestigiosa diseñadora, asesora estilística, y pareja de Mick Jagger desde 2001. La biografía de L’Wren Scott no deja indiferente; tampoco su inesperada muerte, rodeada de misterio y conmoción.
Scott fue hallada muerta en su apartamento de Manhattan. La encontró su asistenta, Lupe Montúfar, quien trabajaba para la exmodelo desde 1993. Desde el momento en el que la noticia saltó a los medios se habló de un posible suicidio. Horas después, la autopsia confirmaba los rumores.
Las posibles deudas de la firma apuntan como una de las principales causas del trágico incidente. Tras cancelar la participación en la semana de la moda de Londres, la periodista Cathy Horyn reveló en el New York Times el pasado martes que Scott preparaba el anuncio del cierre de su firma para esta precisa semana.
Una de las preferidas en Hollywood
Nacida en Utah, L’Wren Scott fue descubierta por un fotógrafo de moda que se interesó por sus 1,91 metros de altura y logró convencerla para trabajar en la pasarela. Tras desfilar en París para casas como Chanel o Thierry Mugler, regresó a Estados Unidos iniciando una exitosa carrera de estilista y diseñadora.
El estilo de Scott se caracterizaba por sus diseños en negro y la preferencia en tonos apagados, como los empolvados, siempre buscando realzar las formas femeninas. En su última colección primavera- verano 2014 es posible observar un sofisticado estilo oriental.
Su primera colección vio la luz en 2006, vistiendo a famosas de la talla de Sarah Jessica Parker, Madonna o Angelina Jolie. Desde entonces, se convirtió en una de las diseñadoras favoritas en Hollywood, resultando frecuente encontrar sus creaciones en las más prestigiosas alfombras rojas. La actriz Nicole Kidman, alta y delgada como la modista, era una de sus más fieles seguidoras. En su lista de clientas destacan también Michelle Obama, Elizabeth Taylor, Sandra Bullock y la española Penélope Cruz, entre otras.
El mundo del cine reconoció el talento de Scott, formando parte del diseño de vestuario en cintas como “Diabólicas”, de Jeremiah Chechik, o “Ojos bien cerrados” de Kubrick. Fuera de su profesión, incurrió asimismo en el mundo del maquillaje, a través de la creación de labiales y sombras.
