LOS «CRONUTS»: MITAD DONUT, MITAD CROISSANT

Un artículo de Pablo Cañeque para ColumnaZero (Foto:Twitter - Robert Biancavilla)
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Un artículo de Pablo Cañeque para ColumnaZero (Foto:Twitter - Robert Biancavilla)

En Columnazero siempre decimos lo mismo: “Cuando parece que ya todo está inventado aparece algo nuevo que te sorprende”. En esta ocasión la creación se llama «cronuts» y es un híbrido entre el donut y el cruasán.

“Me fui de vacaciones y por casualidad llegué a un pueblo… peculiar. Allí la gente mezclaba las cosas que más le gustaban y conseguían algo nuevo… mucho mejor”. Este es el comienzo del anuncio que David Villa hizo para Maxibon, el mítico helado de Nestlé. La verdad es que no sé si se puede calificar como “mucho mejor” a una gallina con cabeza de vaca (¿para qué narices sirve?), a jugar al fútbol americano con una col o a tocar las maracas, pero en vez de con maracas con un botijo (humildemente, creo que son más cómodas de manejar las maracas, pero allá los señores de “Maxivilla”).

A lo que vamos. Algo parecido han hecho en Nueva York, que, además, es quizás lo más opuesto a un pueblo que pueda existir en todo el planeta. Encima se han molestado en ponerle un nombre: «cronut». Cruasán + donut. Así de simple. Los golosos sí que admitimos que en esta ocasión el total es mucho más que la mera suma de las partes. Los «cronuts» tienen un aspecto imponente. Hay que empezar a tenerlos en cuenta.

El glaseado exterior varía según el sabor (Foto: : Dominique Ansel)

Se venden 200 al día en una pastelería del SoHo neoyorquino, Dominique Ansel Bakery. Hay colas para comprarlos y sólo duran una hora en las estanterías. Ya se sabe que lo que le da valor a las cosas no es tanto la calidad como la escasez. Que les pregunten a los productores de diamantes. Por eso, sólo se pueden comprar dos «cronuts» por persona y día. El precio no es demasiado barato para ser un bollo de una sola ración: 5 dólares (3,7 euros). Pero al menos, para probarlo seguramente que merezca la pena. Eso sí, con un «cronut» entre pecho y espalda habrás cubierto las calorías necesarias al día casi con total seguridad.

Por supuesto, y como no podía ser menos en la era del «moderneo» y del “lo cuento antes de nada”, las redes sociales echan fuego con fotos y vídeos. La locura por el «cronut» es tal que algunos adelantados ya han iniciado la reventa a través de internet. No sé en qué estado llegarían hasta aquí si decidiese comprárselo porque lo cierto es que es un producto muy delicado. Con una masa laminada de croissant, lo que aporta el donut es el relleno y la crujiente capa externa de azúcar glaseado.

El genio inventor de este producto de «gastromárquetin» (si él une donut y croissant en una palabra, yo me tomaré la licencia de hacer lo propio con gastronomía y márquetin) es Dominique Ansel. Su plan es crear un sabor diferente cada mes, para no agotar el producto. En unas palabras a la agencia EFE¸ este chef pastelero francés se ha mostrado sorprendido por el gran revuelo que ha causado su producto, aparecido hace algo menos de un mes.

Sin embargo, todo tiene su parte mala y el bueno de Ansel se queja de que su última creación está acaparando todo el protagonismo en su tienda: “Aquí hay muchas otras cosas increíbles para comer y todas ellas merecen nuestra atención», señalaba para EFE. Pero estas parecen pasar desapercibidas para sus clientes. «Cronut». Hasta el nombre suena bien. ¡Viva el azúcar!

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Pablo Cañeque

(@paul_wine)

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