Dos cabezas piensan mejor que una.
Esto es lo que deben pensar los grandes diseñadores cada vez que se alían con una marca low cost para lanzar una selección textil exclusiva a un precio más asequible del habitual. La magia se produce cada vez que consiguen agotar todos los artículos en las primeras horas de apertura de la tienda.
Ya van llegando noticias acerca de la próxima casa de moda con la que se unirá H&M el próximo noviembre. Hasta que conozcamos el nombre del afortunado que llenará nuestro armario el invierno que viene, en ColumnaZero hemos hecho una clasificación de las siete mejores colecciones de la multinacional sueca desde que comenzó este proyecto hace más de una década.
- Balmain, 2015
En el momento en el que se presentó “Balmain x H&M” con un despliegue impresionante de medios a través de redes sociales y el “army” con el que contaba Olivier Rousteing, el destino ya presagiaba la fama que alcanzó. Fue exactamente lo que esperábamos que fuera: lujo, excentricidad y mucho glitter. El cartel de sold out se colgó a la media hora de apertura de la versión digital y Ebay se transformó en un hervidero de ofertas para hacerse con cualquiera de sus piezas.
- Stella Mccartney, 2005
Ya sabemos que en casi todas las ocasiones en las que el lanzamiento de una firma está inmerso en polémica, el triunfo está aseguro. En este caso, no fue de otro modo. Una semana antes de que el público pudiera adquirir los diseños de la londinense con la cadena de ropa, la modelo que ponía cara a la misma, Kate Moss, salió en unas fotos de un periódico británico consumiendo cocaína. A pesar de que la campaña fue anulada, se generaron auténticas batallas campales en las que la prensa aseguraba que una clienta llegó, incluso, a desvestir al completo un maniquí del escaparate.
- Versace, 2011
Donatella tiene muy claro cuáles son las cartas que debe jugar para ganar la partida. La empresaria italiana aprovechó un evento como la Semana de la Moda de Milán para acudir a los desfiles con el vestido estrella de “The Very Best of Versace for H&M”, convirtiéndose en el foco de todas las miradas. Y, por si esto fuera poco, la promoción que utilizó para darla a conocer fue épica, aprovechó para crear clones a su imagen y semejanza y así posicionarse como la celebrity que es.
- Lanvin, 2010
Sus diseños voluminosos, con extravagantes estampados y colores que vibraban rompieron todas las reglas de lo establecido hasta la fecha, a pesar de ser la empresa textil francesa más antigua con más de 100 años de antigüedad. La moda asequible de la que siempre había renegado su director creativo, Alber Elbaz, subió un nuevo escalón con esta alianza que desencadenó colas de dos horas, con grupos reducidos de 20 personas aproximadamente y 15 minutos para comprar. El resultado no fue otro que el cubículo de Lanvin de los establecimientos de todo el mundo estuviera repleto de compradores que, ya sean habituales o no, en aquel momento se volvieron compulsivos.
- Anna Dello Russo, 2012
¿Quién no adora a la editora de la versión japonesa de Vogue? Sin lugar a dudas, se ha ganado a pulso el título de “la mujer del espectáculo de moda”. Desde que anunció su decisión de sacar a la luz una serie de complementos y bisutería, la industria enloqueció. Quizás no fuera de las que mayor número de ventas cosechó, pero es indiscutible que la italiana tiene un gusto exquisito para diseñar y, por supuesto, para vestir.
- Karl Lagerfeld, 2004
Este fue un gran año para el Káiser. Por un lado, publicó su libro en el que narra la dieta que llevó a cabo para perder 42 kilos, pero la más importante fue colaborar con H&M. Una vez más, el blanco y el negro dominaron los delicados ejemplares inspirados en el estilo del propio alemán, que se esfumaron rápidamente en los 500 puntos donde se podían encontrar. Aunque supuso una conquista sin precedentes, el debate envolvió de nuevo a Lagerfeld, quien dijo que no volvería nunca a trabajar con la compañía debido a que “habían hecho muy pocas prendas” y eso había causado “esnobismo desde el antiesnobismo”.
- Roberto Cavalli, 2007
Hasta el propio Cavalli llegó a afirmar: “no pensé que fuera a tener tanto éxito”, al pasarse por la Quinta Avenida de Nueva York y ver el revuelo que había provocado la salida al mercado de su trabajo. Como ya nos tenía acostumbrados el animal print, los escotes imposibles, las faldas más que mini y el brilli brilli por doquier fueron los protagonistas. Consiguió que no solo en el local neoyorquino se vendiera hasta el último trapito, sino que sus patrones dieron la vuelta al Globo.
Adriana Rodríguez Sánchez-Cerrudo.
@columnazero
