LA RESACA DE LA FIESTA DEL CINE: ¿HEMOS DESCUBIERTO UN CONTINENTE?

Un reportaje de Blanca Ramos para ColumnaZero.
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Un reportaje de Blanca Ramos para ColumnaZero.

La Fiesta del Cine ha sido una auténtica fiesta. Los pasados días 21,22 y 23 de octubre, aproximadamente el 95% de cines españoles (320 cines, 2.924 salas) vendieron sus entradas a 2’90€. Tras haber vendido más de un millón y medio de entradas en tres días, ha quedado claro que la gente tiene ganas de cine y quizá, por qué no, suponga un replanteamiento de los precios de taquilla. Siéntense y apaguen sus teléfonos móviles; el reportaje va a comenzar.

La cola de los cines Ideal llegaba hasta la plaza de Tirso de Molina. En un plano secuencia, me acerqué a la cola hasta que vi, en un plano medio, a mi amiga María, esperándome para ver cualquier película para la que quedasen entradas. Era martes, el segundo día de la Fiesta del Cine y la primera vez que yo iba. Estuvimos dos horas de cola hasta que conseguimos las entradas, por lo que tuvimos tiempo de hacernos “amigos” de los de delante. Nos contaron que ellos nunca iban al cine porque “al final, entre Coca-Cola, palomitas y entrada el precio sube a más de quince euros”. En efecto; pagamos 2,90 euros por la entrada de cine y 5,50 euros por unas palomitas medianas. Suerte que habíamos traído la bebida de casa.

Cuando conseguimos llegar a la taquilla, nos enteramos para qué películas quedaban entradas. Ya no importaba la película a la que ibas; lo que querías era ir ver algo en la gran pantalla. Recordé entonces, a modo flashback, la entrevista que hice con Borja de Benito, secretario y portavoz de FECE (Federación de Cines de España), en la que me contó que “el hecho de que tu película esté en la cartelera durante estos tres días afecta muy positivamente porque probablemente vaya gente a verla que no lo haría a un precio normal”. En cuanto me dijo eso, pensaba que había descubierto América: un precio como el de la fiesta del cine durante todo el año. Así estarían las salas llenas, los taquilleros colgarían carteles de “no quedan entradas” como se hacía en tiempos de antaño, y los distribuidores y exhibidores estarían contentos. Se me cayó un mito cuando me dijo que no es posible vender entradas a 2’90€ siempre, porque se trata de un precio promocional. “El precio aquí es un reclamo para que la gente vaya al cine. Si un precio fuese constante todo el año por menos de 3 euros, no habría ningún reclamo”. Qué pena; América se quedaba muy lejos.

En la secuencia siguiente, llegué a casa y encendí el ordenador para ver dónde podía ver Zipi y Zape. Había leído esa mañana en la página web de la Cadena Ser que Arturo Guillén, responsable de Rentrak (empresa encargada de las cifras de taquilla) habló de que la película española más vista el primer día de la fiesta del cine había sido “Zipi y Zape y el Club de la Canica”. Además, después de haber visto la presentación especial que había hecho la productora de la película, Zeta Cinema Industrial, para la Fiesta del Cine me pareció más llamativa todavía. No tuve suerte, ya que era una de las películas que no aparecían en los cines a los que fui, o tenían muy pocas sesiones. Por ello, decidí ponerme en contacto con Juan Moreno, productor ejecutivo de la película, para que él me contase más sobre el film. En un plano medio, vemos mi cara de impacto cuando me dijo que desde el estreno el 4 de octubre, han obtenido “una recaudación de 3.700.000€, lo cual es una gran cifra teniendo en cuenta que nos quedan varias semanas de explotación” según señaló el productor. Además, por si fuera poco, Juan me contó que en los tres días de la Fiesta del Cine habían conseguido recaudar 200.000€, “lo cual es un aumento del 500% aproximadamente sobre estos mismos tres días de una semana normal”.

Se abrió un plano general y me atreví a preguntarle si él compartía la idea de que un cine con un precio así fuese posible. Aquí empezó a sonar una música dramática extradiegética, porque la respuesta fue que no. Me temo que no sólo Borja de Benito y Juan Moreno pensaban eso; también Alejandro Perales, presidente de AUC (Asociación de Usuarios de la Comunicación) estaba de acuerdo con que esta oferta tan llamativa “no se puede extrapolar, porque la oferta puntual tiene mucho valor de oportunidad y efecto de llamada”. Del general, pasamos a un plano medio, ahora acompañado de una canción de trompetas y tambores, con Juan Moreno diciendo que confiaba en que “se pueden bajar los precios de manera más moderada y estudiando mecanismos para aumentar la asistencia entre semana”. Además, el productor hablaba de que había muchas ideas de “promociones para el cine infantil, distintos precios para películas de distintos presupuestos, etc. que se pueden aplicar”.

Me preguntaba desde cuándo existía esta oportunidad de ir al cine por un precio tan reducido y fue Borja quien me dio la respuesta. “La iniciativa surgió en Francia y la trajimos a España hace cinco años después de ponernos de acuerdo con los distribuidores”. Aquí es donde estábamos, en un plano medio, mi amiga María y yo muy felices, creyendo que igual sería posible trasladar también de Francia el bono en el que, por 20 euros al mes, puedes ir al cine de forma ilimitada. Todavía nosotras podíamos permitirnos ir al cine de cuando en cuando, pero la realidad es que “había mucha gente que no podía permitirse pagar una entrada de cine”, según me dijo Alejandro Perales. También Juan Moreno estaba de acuerdo con que la entrada de cine tiene “un precio alto, sobre todo teniendo en cuenta el poder adquisitivo de un ciudadano medio”. Aquí, aparece un plano general de más de un millón y medio de figurantes en las colas de los cines desapareciendo poco a poco, al más puro estilo Méliès.

Volvía a estar más cerca de América cuando, en un primer plano, Alejandro me dijo que “habría que pensar que con un precio de entrada más barato, los que van al cine irían con mayor frecuencia”. Y más cerca de que Colón fuese mi apellido cuando no era la única que pensaba que la subida del IVA estaba afectando a la industria cinematográfica, porque Juan Moreno había confirmado esta teoría: “Creo que es urgente la bajada del IVA en el cine, ya que su subida no ha tenido más que efectos negativos, para el sector, para los espectadores e incluso para la recaudación”. Estaba visualizando el final perfecto recordando que Borja de Benito me había dicho que en la fiesta del cine “lo que miramos no son los números de taquilla sino el número de espectadores”; y este final sería una reunión en la que exhibidores, distribuidores y el ministro de hacienda Cristóbal Montoro descubriesen un nuevo continente en el que lo importante fuese el número de personas que pueden disfrutar de actividades culturales y las entradas de cine fuesen asequibles para todos los bolsillos. (Fundido a negro)

Blanca Ramos Fernández

@blancaferra

1 Comentario

  1. En México la gente puede ir al cine por 20 pesos (1,17€). La gente para una película taquillera «jolibudiense» no paga más de 3,5€. El equivalente a 3€ fue lo que pagué yo para ver Gravity en IMAX 3D la semana pasada. Las circunstancias y el nivel de vida no es el mismo en España (no sé dónde estamos peor) pero, sinceramente, ¿no se pueden hacer las cosas más fáciles para todos? Que es cultura, ¡carajo!

    Increíble reportaje. +1, señora Ferra

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