Pese al balonazo dirigido al público del Bernabéu, pese al escupitajo simbólico al banquillo del Real Madrid y pese al escupitajo más directo e insultante al portugués Duda, jugador del Málaga, la prensa, el pueblo, la afición, las instituciones y el mundo mundial, en general, asumían que Messi era un Messías, alguien/algo divino, un portento compacto, hormonado y ejemplar, un ejemplo a seguir en lo deportivo y en lo personal, gloria a Messi en el Camp Nou y en la tierra paz a los hombres que lo veneran. Este miércoles, la Fiscalía se ha querellado contra el pequeño Leo y contra su padre, Jorge Horacio Messi, por fraude fiscal. La Pulga es un presunto chorizo -lo de “presunto”, siempre vaya por delante, ojete calor-.
Según la querella, firmada por la fiscal Raquel Amado -no sabemos todavía de qué equipo es-, Messi y su padre defraudaron en la declaración del IRPF entre los años 2007 y 2009 cuatro millones de euros, calderilla que correspondería a los derechos de imagen del heredero de Maradona, hijo de Dios y posible futuro embajador de la República Democrática de Cataluña en la Argentina de aquí a unos años.
Imagino el terrible luto que se respira en el aire de las redacciones de Sport y Mundo deportivo, donde trabajan los evangelistas del Santísimo Leo. Los paleontólogos del periodismo de investigación culé no tardarán en sacar -y sin mucha dificultad, ojo, que el (presunto) choriceo futbolístico no es exclusivo del Barcelona- los posibles/probables trapos sucios de Cristiano Ronaldo, de Florentino Pérez, de José Mourinho o de Fernando Alonso, que no es futbolista, pero sí aficionado merengue. Lo mismo también sacan mierda de quien les escribe. Material no les iba a faltar.
“La avaricia me vicia”, me comenta al respecto, desde Irlanda, mi amiga Nerea -vasca y del Athletic, ha practicado eso que Báñez califica como “movilidad exterior”-. Tal como está el percal nacional y nacionalista, yo creo que Messi no tiene motivos reales por los que preocuparse. Si las investigaciones de la trama Gürtel, del caso Campeón o del de los ERE en Andalucía funcionan así de mal, la del magnífico futbolista argentino -lo cortés no quita lo valiente- no creo que suponga una excepción. Además, en Barcelona hay muy buenos abogados: que se lo digan a la infanta Cristina, más contenta que una monja sin sillín con la estrategia desarrollada por Miquel Roca i Junyent, padre de la Transición. Esperemos que las semejanzas de Messi con Urdangarín, por el bien del primero, se limiten a que ambos vistieron la camiseta del Barça y a que no se les entiende cuando hablan.
Y siempre valors, amigos. ¡Valors!
Jesús Úbeda (@jfubeda89)
«La del magnífico futbolista argentino -lo cortés no quita lo valiente-«, está bien que acotes eso, pero lamento decirte que no has sido ni cortés ni valiente en toda la columna. Messi presuntamente defrauda al fisco, al igual que otros deportistas, muchos de ellos españoles, que tributan sus retribuciones fuera de nuestras fronteras para eludir responsabilidades con Hacienda.