
Usar un epíteto como la «Nueva Ola de Cine de Terror Francés» es tan elástico como inconveniente para el asunto que nos ocupa. Todavía no hay un criterio unificado en la crítica para definir un movimiento que ya en su propia denominación hace aguas, pero no tenemos otra aunque comencemos esta review diciendo que la nueva ola de cine de terror francés no fue únicamente francesa y no sólo se hizo terror: usando como epicentro el país galo se desarrollaron un buen puñado de singulares filmografías en el panorama del cine fantástico mundial. Podemos acotar la vida de esta corriente fílmica entre los años 2003, con el estreno de la brutal Alta Tensión de Alexandre Aja, y terminarla en 2014 con la anodina Aux yeux des vivants, del tándem Alexandre Bustillo y Julen Maury.
Francia, Bélgica y Canadá fueron los países -francófonos a más señas- donde una reducida lista de direcciones consiguió, casi sin quererlo, dar un vuelco al panorama del fantastique mundial. La repercusión de esta «Nueva Ola de Cine de Terror Francés» fue grande a nivel de cine de género pero la modestia de sus títulos le impedía de toda manera competir con los estrenos de las majors. Aparte, la dureza en la puesta en escena de películas como Martyrs o Frontière(s) no ayudaba para nada a que estos títulos se incorporaran al catálogo de las distribuidoras, quedando en la mayoría de los casos a un destino incierto en el circuito de los festivales especializados.
Tras el polémico pistoletazo de salida con Alta Tensión, Alexandre Aja abandona pronto a su suerte a sus compañeros de fatigas y recibe en el encargo de dirigir el remake de Las Colinas Tienen Ojos. No optan por la misma salida Alexandre Bustillo y Julen Maury tras el estreno de la impactante y hemoglobínica A l´interieur (2007), otra de las clavículas de la nueva ola de cine de terror francés, brutal y despiadada por su cantidad de gore pero con un engranaje interno que la hace funcionar como thriller y survival movie en un espacio tan reducido como una pequeña casa de dos alturas. Pero lo más fuerte aún estaba por venir; Pascal Laugier firma la aburrida El Internado (2004) y se toma tres años para preparar la demoledora y nihilista Martyrs (2008), una película con críticas desiguales que no ha dejado a nadie indiferente por la exhibición de la crueldad tan descarnada como efectiva. Otro realizador, Xavier Gens, aporta un título destacable, Frontière(s) (2007), una versión muy libre de la Matanza de Texas con una interesante lectura social. Xavier Gens cambiaría de género y se dedicaría al cine de acción en la fallida Hitman (2007) -primera versión en la pantalla del videojuego homónimo- pero tendríamos que esperar un poco a que el realizador francés aportara la visión más madura y sintética de la Nueva Ola de Cine de Terror Francés en The Divide (2011), una película que se inscribe dentro de la ciencia ficción, género donde encontramos otras obras menores pero con bastantes puntos de interés como Mutants (2009).
El género zombie y apocalíptico tampoco fue ajeno a estos jóvenes realizadores: La Horda (2009), de Yannick Dahan y Benjamin Rocher, es una cinta de zombies llena de acción y rebosante de energía, una fuerza que decaería en la comedia zombie Goal of the Dead (2014), cinta costumbrista pero que funciona eficazmente. La Horda, deudora de títulos como Demons (1985), abre la puerta a la acción y los tiroteos poco compasivos; una cinta tardía como Colt 45 (2014), modelo contemporáneo de cine polard, no sólo rubricaría el alejamiento de los realizadores de los modelos formales de slasher y torture porn anteriores, también reafirmaría la defunción de un modelo de películas que no han tenido un relevo generacional; el firmante Fabrice Du Weltz realiza para la Nueva Ola de Cine de Terror francés dos títulos imprescindibles, dirigidos al mundo de lo onírico y del horror psicológico: Calvaire (2004) y Vinyan (2008), propuestas que demuestran la maestría del realizador belga como creador de atmósferas y narrador de la psicología de sus personajes.
Todos los directores mencionados y otros que realizaron obras menores inscritas en este movimiento siguen en activo, pero el agotamiento de ideas evidente tras el intento de Alexandre Bustillo y Julen Maury de seguir apurando la franquicia de la cuchillada y el chorro de sangre con propuestas más artísticas como Livid (2011) u otras de nostalgia ochentera como Aux yeux vivants (2014). Este cine no ha contado con un respaldo por parte de las distribuidoras para sobrepasar las fronteras más allá de los festivales especializados pero llama la atención que la crítica haya satanizado obras como Martyrs sin apenas dedicar unas líneas al trasfondo que contiene la película, no ya desde el punto de vista del género sino desde una óptica psicológica más profunda. El cine de la Nueva Ola de Terror Francés es contundente, feminista, atrevido, cruel y emocionante, cuenta con unos scores de lujo, unos efectos de maquillaje hiperrealistas y recrea atmósferas virulentas y malsanas, pero también ofrece al espectador miradas hacia una luz redentora que, como en la vida, debe estar presente entre toda nuestra oscuridad.
Alfredo Paniagua
@columnazero
[…] junto a Hereditary. Eso sí, es importante estar familiarizado con Laugier y aquella denominada nueva ola de cine de terror francés para afrontar Ghostland y disfrutarla mucho más. Por nuestra parte, […]