“Ven, trabaja con nosotros. Podrás ponerlo en tu currículo. Viajarás, conocerás mundo. Eso sí, el vuelo y la estancia van de tu cuenta. ¿Cobrar? Ni hablar”: Ministerio de Asuntos Exteriores, Gobierno de España.
Muy escuetamente, así podría definirse la oferta de empleo que el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación ha publicado para este verano de 2013. 119 plazas en embajadas y consulados españoles de más de 40 países, repartidas desde Abidján (Costa de Marfil) a Wellington (Nueva Zelanda), están esperando inquilino. Los destinatarios serán universitarios que cursen los últimos años de sus estudios de grado o alumnos ya titulados que actualmente estén estudiando un máster.
Sin embargo, lo que así planteado parece una buena forma de ganar experiencia laboral, afianzar o incluso comenzar los conocimientos de un idioma extranjero y conocer otros países se complica cuando entran en liza los aspectos económicos. En la reseña publicada en su página web, la Universidad Carlos III de Madrid, lo deja bien claro: “Las prácticas son no remuneradas ni cuentan con ningún tipo de ayuda de desplazamiento ni alojamiento”.
“Es una convocatoria común a todas las universidades de España. Nosotros nos limitamos a volcar las informaciones que nos han remitido desde el Ministerio”, explica una empleada del Servicio de Orientación y Planificación Profesional (SOPP) de la citada universidad. “Ya hay varios estudiantes que se han interesado y nos han hecho llegar sus solicitudes”, añade.
Desconcierto en el Ministerio
De poca ayuda sirve descolgar el teléfono y contactar con el Ministerio de Asuntos Exteriores. El equipo de ColumnaZero poco ha podido averiguar sobre estas becas en las llamadas que ha realizado. En un primer momento, incluso se puso en duda la veracidad de las becas, puesto que no se tenía constancia alguna de su existencia. La amable empleada que atendió nuestra llamada reconoció que no era la primera vez que se les preguntaba sobre esta cuestión, no obstante, no tenían más información al respecto. Incluso hizo referencia a que no fueran remuneradas con un tono de resignación y reconoció que tampoco saben qué ocurrirá con otras becas, las MAEC. Según aseguró, ya deberían estar publicadas pero no es el caso, por lo que no saben qué pasará con ellas. Insistimos con el Ministerio pocos días después pero sólo conseguimos una importante e infructífera lista de teléfonos, fruto de todos los departamentos a los que fueron derivadas nuestras llamadas.
La pregunta, pues, parece clara: ¿Qué motivo impulsa a los universitarios a solicitar este tipo de plazas?
Aprender un idioma, engrosar el currículum vitae o hacer contactos son los motivos más importantes. Sin embargo, no pueden pasarse por alto los cientos –más bien miles- de euros que cuestan la estancia y la manutención durante tres meses en lugares tan lejanos como Chicago, Lima o Manila. Mientras los estudiantes deben costearse todo de su propio bolsillo, el Ministerio consigue firmar un negocio redondo mediante la oferta de estas becas, a través de las que se aprovechará del trabajo y la necesidad de 119 becarios sin desembolsar siquiera un euro.
La segunda pregunta cae por su propio peso: ¿Quiénes son los universitarios que pueden costearse este tipo de inversiones? Serán únicamente aquellos que tengan suficiente dinero ahorrado como para costearse el viaje a Sarajevo, Hanoi, Maputo o Malabo y aún tengan sustento económico como para permitirse vivir allí sin recibir ninguna remuneración a cambio. Probablemente, ninguno de los miles de estudiantes que viven asfixiados porque aún no han recibido sus becas de movilidad del Ministerio de Educación acabe siendo adjudicatario de alguna de las 119 plazas ofrecidas.
El trabajo de los becados
El periodo de prácticas ofrecido varía en función del puesto que se solicite, pero siempre se realizará entre los meses de junio y septiembre. En buena parte de las ofertas, la titulación que haya estudiado el solicitante es lo de menos, puesto que no hay requerimientos específicos, aunque las carreras más solicitadas son las de Derecho, Relaciones Internacionales o Ciencias Políticas.
Las funciones que deberán realizar los seleccionados en las distintas embajadas suelen tener como aspectos comunes la “preparación y redacción de documentación sobre la situación del país de acreditación de la Misión Diplomática”, “la realización de actividades de documentación y archivo de carácter general ordinario” o “la gestión interna de temas corrientes, incluidos los administrativos”. En las plazas destinadas a consulados, en ciudades que van desde Ámsterdam a Toulouse, las funciones se basan más en la atención directa a ciudadanos y la “comprobación y supervisión de documentación requerida en las solicitudes de visados y en materia de adquisición de la nacionalidad”. Entre el resto de requisitos que deben cumplir los solicitantes, el inglés, o en su caso el francés en los países francófonos, son prácticamente indispensables, así como la informática a “nivel usuario”.
Miguel Veríssimo (@mverissimo90)
Isaías Blázquez (@isaiasblazquez)
No entiendo para nada las críticas. La gente sigue sin distinguir bien categorías que son bien distintas: becas (de formación), con remuneración para cubrir gastos; prácticas (para APRENDER en el mundo laboral, lógicamente con apenas gastos de manutención); y TRABAJO (de verdad, con responsabilidad, horario, compromiso, y lógicamente remuneración). Llama poderosamente la atención que chicas y chicos jóvenes sin ninguna o mínima experiencia laboral pretendan irse a embajadas a hacer no se sabe muy bien qué, sin responsabilidad alguna, y además, cobrando. NO está el país ni el mundo para tamaño planteamiento. Si quieren, lo cogen, y si no, pues nada, nimileuristas en Madriz, con suerte.
Román, es que la oferta de prácticas va dirigida precisamente a universitarios o estudiantes de máster. Es decir, por lo general, «chicas y chicos jóvenes sin ninguna o mínima experiencia laboral», como tú lo calificas. Imagino que sabrás que los estudiantes, por su condición, suelen tener pocos o nulos recursos económicos. Dependen de sus familias. ¿No te das cuenta que entonces sólo los estudiantes de familia con «buen riñón» pueden ganar experiencia gracias a estas prácticas que organiza el Ministerio (tuyo, mío y de todos sea cual sea su condición)? Otra cosa es que consideres que no se debería poner dinero en estos menesteres. Pero ese es otro debate.
El caso es quejarse. Nos encanta que nada nos venga bien. ¿Qué necesidad tiene el MAE de ofrecer estas plazas? Vale que no las remunera, pero es una ocasión ideal para «engrosar» tu CV si cuentas con los recursos apropiados. Si no cuentas con ellos, mala suerte y a otra cosa. Ya está bien.
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