
Que las series made in UK tienen un sello de inmensa calidad, es algo que nadie discute, pero para los más escépticos siempre se guardan algún plato fuerte, como esta pequeña joya de la BBC, capaz de seducir al espectador más exigente.
Si nos preguntaran con qué país relacionamos los relojes, muchos diríamos Suiza (otros muchos China, lo se, pero mantengamos mi planteamiento). Las pizzas con Italia, la cerveza con Alemania, los tulipanes con Holanda, las hamburguesas con Estados Unidos, los perfumes con Francia…. Voy a añadir otro acertijo: ¿y las buenas series? Sin dudarlo, con el Reino Unido. Desde hace años, nuestros amigos del Brexit se han posicionado como una auténtica potencia en la producción de series. Quizá no dispongan de los presupuestos de gigantes norteamericanos como Netflix, pero lo suplen con un talento al que solo se puede admirar.
El último descubrimiento que he hecho (desgraciadamente, a las cadenas de nuestro país no suelen impactarles las series inglesas como a mi) se llama Happy Valley. Una serie estrenada en 2015, producida por la BBC, y con dos temporadas de tan solo 6 episodios cada una (la tercera se estrenará en 2018). La acción transcurre en una pequeña localidad del este de Yorkshire, lo que en principio debería ser un tranquilo lugar donde la policía local no tuviera más trabajo que poner multas de aparcamientos. Pero no, se trata de una zona con un elevado índice de criminalidad. Y al frente de la policía, una mujer, madura, divorciada, madre, hermana… con los mismos problemas que la mayoría de sus vecinos. Un personaje en las antípodas de los que nos suele presentar la televisión americana, donde las protagonistas suelen ser bellezones a los a veces, nos cuesta ver como agentes de la ley. No porque las agentes de la ley no puedan ser atractivas, sino porque lo de levantarse con la pestaña puesta o salir de una pelea con el rimmel en su sitio, no deja mucho espacio a la credibilidad.
Nuestra heroína se llama Catherine Cawood. No es ni simpática ni agradable. Y como jefa es una tocapelotas de manual, aunque su equipo la admire y respete, no sabemos si por ser buena en lo suyo o por los acontecimientos que han marcado su vida y que probablemente…no, seguramente, han agriado su carácter hasta convertirla en una mujer amargada con más pasado que futuro. En la primera secuencia de la serie, describirá su vida, su carácter, sus intenciones, sus inseguridades, miedos, fobias, deseos… Pura concreción. A partir de aquí, una sucesión de diálogos demoledores, crudos, a veces hirientes, pero barnizados con ese humor británico tan especial y admirable. Y no hablamos de una serie donde uno vaya a sonreír. Ni mucho menos. Happy Valley es un drama, un dramón en algunos momentos, pero presentado al espectador de una manera tan inteligente que consigue dolerte sin producirte el más mínimo rechazo.
Happy Valley es un thriller policíaco desgarrador, donde, por ejemplo, tras una pelea, los contrincantes terminan hechos una mierda, con perdón de la expresión, pero creo que es descriptivo y necesario. Realidad. Realidad de una vida cotidiana que se verá rota por un suceso en apariencia, sin mayor trascendencia, pero que se irá complicando a medida que avanzan sus episodios. Redondos. Perfectos.
Hacer arte con la cotidianidad es no difícil, es casi imposible y Happy Valley lo consigue. Y encima, sin ser pretenciosa, lo que se agradece y mucho. No podemos olvidar que True Detectives, la primera temporada, se ha convertido en una serie de culto para muchos cineastas y desde entonces, hemos visto (y sufrido) hasta la saciedad, intentos de copiar su espíritu con esos planos eternos, lejanos, silenciosos…desesperantes. Aquí no. Aquí se mastica la realidad, las horas son horas, y los días, días. Aunque la realidad nos quede lejana en fondo y forma.
Todo un ejemplo de serie que hay que ver, de serie que responde a ese sello de calidad que tienen la mayoría de las ficciones made in Uk, conseguido con una combinación perfecta de elementos. Algo así como los mandamientos que toda producción debe tener para lograr esa excelencia. Una buena historia, unos buenos protagonistas, unos secundarios perfectos, unos diálogos convincentes…y ¡un número limitado de episodios!. Estirar una historia porque hay que rodar 13 capítulos, en muchas ocasiones, es la puntilla que determinará el fracaso de una serie que, en principio, con cuatro, seis o nueve, podría haber sido un rotundo éxito.
Muchos pensarán que es esto es de Perogrullo. Y si, lo es. La pregunta entonces es. ¿por qué no se cumple a rajatabla?
En definitiva, y para ser breve, que en esta época somos más de lecturas fresquitas y breves. Serie imprescindible, y como tal, se echa de menos que aunque sea en verano, alguna cadena de nuestro país, se decidiera a estrenarla (aquí ha pasado por Movistar+) en abierto. No se, propongo una noche en plan series made in UK: Happy Valley + The Fall, River + Wallander.
A la espera de que se escuchen nuestras plegarias, solo rematar con una frase tan trillada como cierta: menos es más y más (a veces) es menos. Bueno, excepto en juego de Tronos, claro…
Javier Ateca
@columnazero