FLANDES, UNA TIERRA PARA DESPERTAR LOS SENTIDOS

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Un artículo de Borja Iglesias para ColumnaZero Viajes.
Un artículo de Borja Iglesias para ColumnaZero Viajes.

Si algo define a Flandes es el arte. Y no hablamos solo de Rubens, de Van Eyck o Van Dyck. En la región belga la fabricación de cerveza también alcanza la categoría de disciplina artística, los artesanos chocolateros han creado algunas de las obras maestras de tan preciado manjar e incluso los edificios de tejados escalonados merecen ser admirados, como si de lienzos se tratasen.

Vlaanderen (Flandes en flamenco, el idioma oficial de esta región) es una de las tres piezas que articulan el Reino de Bélgica, junto a la región francófona de Valonia y Bruselas-Capital, una «isla» dentro del territorio flamenco. La historia de esta región va ligada a la de la propia gestación de Europa y a la de los países de su entorno, Holanda y Francia, e incluso a nuestro país. Precisamente, este enclave geográfico ha sido escenario de centenares de combates durante varios siglos, pasando a ser conocido como «el campo de batalla de Europa». La complejidad de las relaciones internacionales en el territorio ha supuesto un legado cultural de valor incalculable que obliga a visitar la región y detenerse a disfrutar de una experiencia única que involucra a todos los sentidos. Flandes se disfruta con la vista, pero también con el gusto y el olfato. Aquí os ofrecemos un breve recorrido por lo más destacado de Flandes y de la región de Bruselas-Capital.

Seis ciudades, mil planes

Flandes es una región de pequeño tamaño, pero repleta de opciones para el visitante. Brujas y Gante destacan por su apariencia de ensueño; caminando por sus calles el visitante pensará que se encuentra dentro de un cuento. El propio nombre de Brujas evoca un ambiente hechizante. La capital del chocolate fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. Pero Gante no le va a la zaga. Esta ciudad universitaria aglutina el mayor número de edificios históricos de Flandes, además de contar con una reliquia artística: el políptico realizado por Jan Van Eyck que recibe el nombre de «La Adoración del Cordero Místico».

Amberes, por su parte, ocupa la vanguardia arquitectónica flamenca. A orillas del río Escalda, Amberes es considerada la capital flamenca del diseño. Una ciudad creativa, un puerto de entrada de ideas revolucionarias que tiene como máximo exponente el Museo Red Star Line, un edificio constituido por bloques superpuestos que se asemejan a contenedores industriales y que destila la esencia del pasado obrero del barrio de Eilandje. Ahora, las antiguas instalaciones portuarias han tornado en talleres y restaurantes donde prima la modernidad, convirtiendo a Eilandje en el centro de ocio de la ciudad.

Lovaina es la gran ciudad universitaria de Flandes. En su universidad, que data de 1425, impartió clase Erasmo de Rotterdam. Con una población de 88.000 habitantes, el inicio del curso escolar incrementa esta cifra hasta casi 120.000 y la ciudad adquiere una gran vitalidad. Pronto las terrazas de sus bares se llenan de estudiantes que dan buena cuenta de litros y litros de Stella Artois, la cerveza por excelencia de Lovaina. Además, aquí podremos visitar la recientemente rehabilitada AB Inbev, la mayor fábrica de cerveza del mundo (degustación de Stella Artois incluida, claro).

Quizás Malinas sea la ciudad menos conocida de la región flamenca, pero es una localidad ideal para observar y comprar elementos artesanos de primera calidad. A tan solo 25 kilómetros de la capital, la ciudad es conocida por sus campanas (mención especial a la reputada escuela del carillón Jef Denyn) y sus tapices. Además, el Museo del Juguete es una parada obligada si visitamos Malinas. En él descubriremos artículos de recreo tradicionales, algunos de ellos pertenecientes a monarcas que marcaron el rumbo de esta región. El cariño por el trabajo tradicional que se intuye en Malinas también es apreciable en su oferta gastronómica pues es el «mercado de verduras de Flandes». Entre su oferta de productos destaca uno de los elementos primordiales de la gastronomía belga, las endivias, así como los espárragos blancos.

Por último, la gran capital europea, Bruselas, una ciudad multicultural y que aglutina todo lo que nos ofrece Flandes. Es la síntesis de la región que la rodea. Una mezcla de edificios, culturas… Albergar la sede del Parlamento Europeo, la Comisión Europea y la OTAN no resta ni una sola pizca de su ambiente provinciano. No es de extrañar que a los habitantes de la capital les llamen zinneke, un término que designa a los perros callejeros, resultantes de una mezcla de razas. Además de la visita obligada a las instituciones europeas, es imprescindible recorrer sus calles adoquinadas hasta llegar a la Grand Place, un lugar de postal, de apariencia homogénea pero en el que cada edificio es distinto. Los diferentes edificios gremiales con sus símbolos distintivos, la Casa del Rey y el Ayuntamiento configuran este espacio que Jean Cocteau definió como «el teatro más bello del mundo»; un lugar emblemático en el que Marx y Engels dieron forma a su Manifiesto Comunista y en el que se refugió Víctor Hugo durante su exilio.

Nada más salir de la plaza nos toparemos con el famoso «niño meón», el Manneken Pis. Luego podremos continuar la visita descubriendo la impronta Art Nouveau en muchos edificios o buscando las fachadas pintadas con cómics y terminando el trayecto en el Centro Belga del Cómic, donde podremos descubrir todo sobre Tintín y su «padre» Hergé. Otra opción alternativa es dejarnos cautivar por la Bruselas surrealista, siguiendo la huella de René Magritte en una experiencia disparatada.

Tierra de cerveza

Pasear por los paisajes urbanos de Flandes es una manera de descubrir esta fabulosa región. Sin embargo, la experiencia no estará completa si no catamos algunas de las más de quinientas cervezas que se producen en Flandes. Por eso, es un deber hacer mención aparte a la oferta cervecera flamenca.

En Flandes se producen cervezas de todo tipo: lager, como la previamente mencionada Stella Artois; rubias, como la Duvel; de abadía, como la Leffe; blancas, con Hoegaarden como ejemplo destacado; negras, entre las que sobresale la Sint Bernardus

Pero hay dos tipos de cerveza que destacan por su peculiaridad. Por un lado, la Lambic, una clase de cerveza característica de Bruselas surgida de una fermentación espontánea con un sabor seco y semejante al de la sidra, en la que destaca la marca Mort Subite (en sus dos modalidades: Geuze y Kriek, esta última con un ligero sabor a cereza). Otra de las peculiaridades de la cerveza belga es la modalidad trapense, es decir, aquella fabricada por monjes de la Orden de la Trapa. Solo siete monasterios ostentan la certificación de cerveza trapense y seis de ellos están en Bélgica. Un ejemplo esclarecedor de la riqueza cervecera de Flandes es la Westvleteren 12, una cerveza trapense que se encuentra entre las 50 mejores cervezas del mundo y que ha sido elegida varias veces la mejor del mundo. Para preservar la excelencia de esta cerveza, los monjes de la abadía de Sint-Sixtus la producen a pequeña escala y solo la venden en el propio monasterio. Un buen motivo para desplazarnos hasta allí, ¿no?

Pasión por el praliné

Un recorrido por lo que nos ofrece Flandes exige un final dulce. Bélgica es el país del chocolate por antonomasia. De hecho, si volamos a Bruselas tan solo tenemos que bajarnos del avión para descubrirlo: el aeropuerto bruselense es el mayor punto de venta de chocolate del mundo.

Una vez llegamos a la ciudad, las galerías reales Saint-Hubert son una visita obligada. Este hermoso edificio fue la primera galería comercial cubierta de Europa, pero el motivo de nuestra visita está en su interior. Allí se encuentra la archiconocida marca de chocolate Neuhaus. En este comercio fundado en 1857 se produjo uno de los mayores descubrimientos gastronómicos de la historia, convirtiéndose en una perdición para muchos. Corría el año 1912 cuando Jean Neuhaus inventó un bombón de chocolate relleno, el famoso praliné. Hoy en día, la tienda es un local icónico de la capital belga. Un comercio que contribuye a la venta de las más de 400.000 toneladas de chocolate producidas en Bélgica cada año.

FLANDES, UNA TIERRA PARA DESPERTAR LOS SENTIDOS

Si deseas conocer más información antes de viajar a Flandes (información práctica, eventos, rutas…) puedes consultar la web oficial www.flandes.net.

Borja Iglesias

@Tabe9

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