EN FAMILIA: TEATRO EN ESTADO PURO

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Rincones plagados de arte.

Uno de estos rincones es Nave 73, un espacio cultural ubicado en el número 5 de la calle Palos de la Frontera, en el madrileño distrito de Arganzuela, que ofrece desde exposiciones, pasando por conciertos, y por supuesto teatro. En cartel, este oasis cultural cuenta desde el 4 de marzo con una obra de teatro con un argumento aparentemente común, pero que encierra una disparatada historia. Se trata de En Familia, que se representa los miércoles hasta el 18 de marzo, y está interpretada por Belén Ponce de León, Olga Rodríguez Vargas e Ignacio Mateos. El trío que forma el reparto está dirigido por la italiana Elena Olivieri, apoyada por Carlos Puga como ayudante de dirección.

Son las 20:00 horas del Día de Nochebuena. Belén espera en su casa la llegada de sus hermanos Olga y Nacho, que se anticiparán a la aparición de sus padres, invitados a cenar en dicho lugar. ¿Qué puede ocurrir en el espacio de tiempo que abarca desde la irrupción de los hermanos hasta la entrada de los progenitores? Decir que ocurre de todo sería quedarse corto.

EN FAMILIA: TEATRO EN ESTADO PURO

La escenografía es sencilla a la par de apropiada. No falta ni sobra nada. El domicilio de Belén es sencillo, con un sillón, una mesita, un mueble, una mesa y tres sillas, siendo allí donde transcurre la acción. Es la anfitriona quien abre la escena, dejando paso posteriormente a su hermana Olga, para después compartir plano con Nacho, el tercero de estos peculiares hermanos. Pronto, el espectador se da cuenta de que hay algo que no marcha bien, o mejor dicho, que la mayor parte de sus vidas es un completo desastre. Por un lado está Belén, la perfeccionista e intransigente, que guarda un terrible secreto. Olga, obsesionada con la vida sana y con una aparente pérdida que no termina de asumir, y finalmente Nacho, que tiene una gran noticia que dar, pese a lo equivocado de la decisión que ha tomado a causa de una inestabilidad emocional que parece que los tres hermanos llevan en su ADN.

Las interpretaciones son correctas, quizás demasiado exageradas en los momentos que exigen mayor profundidad en unos personajes un tanto extraños. Sin embargo, tanto Ponce de León, como Rodríguez y Mateos saben imponer fuerza y credibilidad a sus papeles. El gran acierto es coger una escena cotidiana como la que representa una familia que se reúne por Navidad, y realizar un pequeño ‘circo’ en el que todos los personajes caminan al borde del abismo, lo que termina creando una hilaridad bien traída y totalmente justificada en la mayor parte de la obra.

El problema más evidente es que no estamos ante una comedia, que aunque busca la risa del espectador, en ocasiones da la sensación de que ciertos momentos del guion no esperaban una carcajada del público, pues el trasfondo es muy dramático. Unido a eso, se encuentra una falta de ritmo en un texto plagado de altibajos que tienen como resultado provocar un efecto yo-yo con el respetable, que se engancha a la historia y se desconecta a partes iguales durante el ecuador de la obra. De todos modos, la solvencia de unas interpretaciones realizadas con mimo y la duración acertada (una hora), dejan al espectador un buen sabor de boca. Sin duda, En familia, teatro en estado puro.

Guillermo Álvarez

@columnazero

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