
El paso de la selección absoluta por el Mundial de Canadá puede despertar la conciencia sobre la situación de un deporte en el que solo reinan los hombres.
Vero Boquete, Vicky Losada, Marta Corredera, Ainhoa Tirapu… Para muchos españoles, estos nombres se han convertido en familiares desde hace apenas una semana. Para otros, siguen siendo absolutamente desconocidos. Podrían ser los de una administrativa, una directora de un colegio, una publicista o una doctora. Son, en cambio, los nombres escritos sobre los dorsales 9, 14, 12 y 1 de la selección española de fútbol femenino.
Sumido en las dificultades, el fútbol femenino español quiere sacar la cabeza. Quiere respirar el aire que insufla vida e incluso opulencia a otros deportes, algo que le ha sido negado históricamente. Hablar de fútbol en España ha sido y sigue siendo hablar de un mundo de hombres. Preguntar si son conocidos los nombres de los jugadores de la selección española de fútbol masculino y comparar los resultados con los del femenino sería realizar un ejercicio con resultados de lo más obsceno.
Según los datos de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), en la temporada 2012/2013 en España había 702.480 licencias. De ellas, sólo el 4%, 28.154, correspondían a mujeres. Sólo en Alemania, según el periodista Martí Perarnau, hay un millón de mujeres federadas jugando al fútbol.
En España, el fútbol fagocita al resto de deportes, incluyendo al propio fútbol femenino. El presupuesto, las inversiones de empresas y, por supuesto, la atención mediática están focalizadas casi por completo en lo que hacen un puñado de clubes. Para ver el resumen de un partido hay que acudir a webs especializadas. Pocas televisiones emiten imágenes de los encuentros y sólo Gol Televisión retransmite un único choque por jornada. Lo hace en un horario nada favorecedor: la mañana de los sábados.
La Primera División femenina está a años luz de la Liga BBVA. Por cambiar, cambia hasta el caché y los millones que ofrecen a la competición patrocinio de un banco. Entre los 16 equipos que forman la competición el grupo de jugadoras profesionales es escasísimo. La mayoría combinan el trabajo con su pasión. La oficina con los entrenamientos.
Cambian también los estadios. Ni el Barcelona juega en el Camp Nou ni el Atheltic en San Mamés o el Valencia en Mestalla. La mayoría de los clubes lo hace en humildes ciudades deportivas, buena parte de ellas a las afueras de las ciudades, junto a los campos de entrenamiento de los clubes profesionales masculinos.
Campos con gradas mínimas, desplazamientos de punta a punta del país en autobús, dificultades para conciliar el trabajo con el deporte… El fútbol femenino en España es la sublimación de lo humilde. Ante eso, jugadoras que pelean a diario por engrandecer su pasión.
Cambios para la esperanza
El Mundial de Canadá puede significar un punto de inflexión en la trayectoria del fútbol femenino en España. Como tal lo han afrontado las jugadoras, capitaneadas por Vero Boquete, quien ya ha hecho referencia en varios medios a que la participación de España en el Mundial permitirá que muchos posen su atención durante unos instantes en el fútbol femenino. Es el primer paso.
El debut de España en un Mundial femenino se saldó con empate a un gol en el partido celebrado contra Costa Rica en Montreal. El partido se convirtió en lo más visto del día en los canales de TDT con un share del 4,9% y casi un millón de espectadores. Al día siguiente, las televisiones emitieron los mejores momentos del partido y el nombre de la goleadora Vicky Losada, primera mujer que marca un gol para España en un Mundial, sonó en todas las tertulias de radio y apareció en todos los diarios.
Ante Brasil, en su segundo encuentro, España perdió por un gol a cero. Pese a la derrota, la selección de Ignacio Quereda ofreció una imagen excelente que fue vista a través de Teledeporte por un 5,5% de los espectadores que en ese momento veían la televisión. Más de 800.000 personas siguieron el partido en España.
El último choque de la fase de grupos, que la selección española deberá ganar si quiere continuar su andadura en el Mundial, será ante Corea del Sur. La expectación sigue creciendo.
Sin embargo, el verdadero reto será conseguir que la atención generada por la Copa del Mundo no se diluya tras el campeonato. Será entonces el momento de trasladar los focos a la Primera División femenina y a las andanzas de las jugadoras españolas en otros campeonatos fuera del país, donde sí reciben mayores dosis de atención.
A que no se olvide este primer paso que está dando el fútbol femenino español en Canadá contribuirá un videojuego. El próximo otoño, en FIFA 16 aparecerán las selecciones nacionales femeninas de doce países, entre ellos España. Los goles virtuales también serán femeninos.
El mero hecho de aparecer en el videojuego junto a los hombres significará un trampolín para el fútbol femenino a nivel mundial y salto de calidad especialmente importante para países en los que hablar de fútbol, todavía, es hablar solo de fútbol masculino.
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Miguel Veríssimo
Esa seleccion era muy buena tuvo muchas destacadas actuaciones