La calidad del cine no debería de relacionarse con la tecnología. El producto cinematográfico es, al margen de los intereses económicos y comerciales, una obra maestra. Una pieza de arte que se ha visto conducida por las revoluciones en tecnología y estética a lo largo de la historia.
Es frecuente leer reflexiones o críticas cinematográficas que definen el éxito de un film por su gran elaboración tecnológica. De hecho, muchas de las grandes películas que han marcado un hito en la historia gozan de ese privilegio por ser las primeras en las que se utilizó un determinado elemento tecnológico. Así ocurrió con la entrañable Blancanieves y los siete enanitos (1937), conocida por ser la primera animación en color.
Sin embargo, si hay un film que ha pasado a la historia de la edición cinematográfica, ésa es Parque Jurásico (1993), debido al uso de las imágenes generadas por ordenador. Bien es verdad que este tipo de tecnología ya había sido utilizada con anterioridad. Películas de la talla de Space Odysey: 2001 (1968), Almas de metal (1973) o incluso Blade Runner (1979) se consideran antecedentes de Parque Jurásico, debido a que contienen imágenes generadas por ordenador. Sin ir más lejos, Terminator 2 (1991) ofrece al espectador un limpio efecto morphing realizado por ordenador, para metamorfosear el rostro del protagonista. Entonces, ¿por qué se considera Parque Jurásico un antes y después? La cuestión es que solo tiene seis minutos de imágenes a ordenador, dedicadas a las criaturas de gran tamaño. Lo interesante de este film es que regala a la audiencia unas aventuras compuestas por criaturas en maqueta y virtuales al mismo tiempo. Por primera vez en la historia del cine, se rompía el pacto entre la realidad y el arte cinematográfico. En otras palabras, por primera vez no hacía falta que hubiera actores delante de la cámara.
Recuperando la belleza del cine de animación, los años comprendidos entre 1995 y 1999 marcaron un nuevo hito técnico. El éxito que ha atrapado a varias generaciones, una de las pocas sagas consideradas brillantes por los espectadores de principio a fin… Toy Story no solo maravilló a los más jóvenes, sino que también sorprendió a técnicos y productores, gracias a que contaba con 76 minutos de criaturas vivas en 3D totalmente hechas por ordenador y con todos los movimientos calculados. El héroe de la película, Woody, podía llegar a realizar, gracias a las más modernas tecnologías, más de 700 movimientos, 100 de ellos, faciales.
La comunidad de cinéfilos tiende a sostener que el uso de las más complicadas técnicas de edición lleva de la mano los altos presupuestos. Aunque podría dar lugar a una muestra de cinismo, pues el espectador no debe olvidar que existen films que, gracias a una gran organización en torno a la distribución del producto final, superan con creces el éxito de las películas más caras de la historia del cine. Éste es el caso de la controvertida La Bruja de Blair, que con una baja financiación y rodado en ocho días, logró pasar a formar parte del selecto grupo de los antes y después. El triunfo de éste modesto film, que echó un pulso a los espectadores al tratarse de un falso documental, reside en dar severa importancia a las promociones virales. Efectivamente, si bien el uso de la más moderna tecnología no fue lo que le dio el aire victorioso a este film, que los productores pusieran el interés en el found footage (metraje encontrado) logró otorgar el éxito a esta obra maestra al despertar el interés del gran público.
Recientemente, en 2004, el actor de reconocida fama internacional Tom Hanks tuvo el honor de ver su cara animada digitalmente en Polar Express. No es el único que ha visto su imagen modificada en la gran pantalla, pues Angelina Jolie también fue tecnológicamente cambiada en Boewulf. Como dato de interés, hay varios actores que han querido tener su imagen escaneada, como la estrella Tom Cruise o el ingenioso Jim Carrey, con el fin de que pueda ser utilizada para la posteridad.
En infinitas ocasiones se ha producido una vuelta al pasado que se ha tomado como un antes y un después. La mismísima Avatar (2009, de James Cameron), incluida ya entre los más famosos hitos de la historia cinematográfica, debe su éxito a un impecable uso de la tecnología 3D y su taquillera recaudación. Sin embargo, esto no es absolutamente una novedad. De hecho, en los 50, Alfred Hitchcock ya llevó a cabo el desarrollo de esta técnica en Crimen Perfecto.
El espectador no debe olvidar que, en la mayoría de ocasiones, medidas como la digitalización o el uso del 3D son medidas contra la piratería y valores añadidos para llamar a la gente acudir a las salas, pues el cine ya logró ganar la batalla contra la televisión, pero Internet es, todavía, un caso pendiente. Avatar arrasó en los cines y mantiene el récord de recaudación en taquilla; sin embargo, se trata de la película más pirateada de la historia, no cumpliendo por ende su distribución en dvd y blu-ray las expectativas.
Irene Sanz Duva
@IreneDuva