Nueve de cada diez médicos americanos rechazarían sufrir una reanimación cardiopulmonar así como otras técnicas de prolongación no natural de la vida.
“¿Cómo te gustaría morir?” Antes o después todos nos hacemos esta pregunta y parece que siempre hay dos respuestas recurrentes: “rápido” y “sin dolor”. “Mientras duermo” suele ser la siguiente en la lista pero lo cierto es que lo más frecuente es que antes de morir seamos sometidos a electroshock, que nuestra caja torácica se rompa en la reanimación cardiopulmonar (RCP), que nos inmovilicen y nos intuben y que finalmente nos mediquen para tratar de mantenernos con vida a toda costa.
Aunque suene a película hollywoodiense este procedimiento es el más habitual para intentar salvar una vida. Sin embargo los médicos preferirían no tener que sufrir esta reanimación en su propio cuerpo.
Ante una situación de lesión cerebral irreversible no terminal en la que la vida de la persona pudiese ser salvada practicando una RCP nueve de cada diez médicos americanos preferirían que no se les realizase la maniobra según revela un estudio de la Johns Hopkins School of Medicine de Baltimore.
Este mismo estudio revela que la mayoría de los doctores entrevistados rechazarían también el uso del respirador artificial y la diálisis (87%), la quimioterapia (85%), la cirugía (80%) y la sonda alimenticia (77%).
Sin embargo, la reanimación cardiopulmonar está muy bien valorada como forma de salvar vidas en el resto de la sociedad. Esto se debe a que tres de cada cuatro maniobras de RCP que aparecen en televisión tienen un final feliz según un estudio del impacto de la RCP en dramas médicos del ‘New England Journal of Medicine’.

Ahora bien, las cifras reales son bien distintas según señala un informe sobre reanimación cardiopulmonar fuera del hospital realizado por la revista de la Asociación de Medicina Americana. De acuerdo con este estudio realizado entre 95.072 pacientes a los que se les había practicado RCP solo el 6% sobrevivió y, de ellos, únicamente la mitad no tuvo complicaciones. El resto quedó en estado vegetativo.
En cuanto al lugar preferido para morir 8 de cada 10 personas preferirían hacerlo en el hogar según recientes estudios anglosajones. Sin embargo, lo cierto es que la mitad de ellos pasarán a mejor vida en un hospital y un tercio de esa mitad lo hará en una unidad de cuidados intensivos. El deseo de morir en casa solo se cumplirá para un 20% mientras que el otro 20% morirá en una residencia de ancianos.
Jaime Gutiérrez
@jaimegutierrezh