
Cada vez más personas eligen pasar unas vacaciones ‘ecológicas’, basadas en el cuidado y la preservación del entorno, sin por supuesto, despreciar el ocio y la cultura.
Colas, esperas y prisas. Así pueden resumirse, para muchos, los viajes en época vacacional. Todo un año esperando que llegue esa semana dorada en la que intentamos irnos lo más lejos posible para sentir una falsa percepción de descanso (no todos, claro), y que se materializa en algún que otro imán para la nevera o el típico llavero para la familia.
Más allá de este bullicio, existen alternativas para pasar unas vacaciones distintas, adentrándote en nuevas experiencias y culturas, desde una perspectiva sostenible. Estas son las vacaciones ecológicas o ecoturismo, que cada año va ganando adeptos debido al objetivo ético que se persigue y su reducido precio.
El término ‘ecoturismo’, no confundir con el turismo verde o de aventura, nació en la década de los 80’ de la mano de Héctor Ceballos, un arquitecto mejicano que lo definió como “aquella modalidad del turismo que consiste en viajar a áreas naturales con el objeto específico de admirar, disfrutar y estudiar su paisaje, su flora y fauna, así como las manifestaciones culturales allí presentes”. Si bien el concepto ha evolucionado a como lo conocemos hoy en día, añadiendo matices y características propias, como la implicación en la comunidades locales.
Una de las opciones a disposición de todo el que lo desee son las ‘granjas ecológicas’, donde es posible alojarse gratis en países como Japón, Bélgica, Argentina o Nigeria, a cambio de colaborar unas horas al día con una granja del sitio de destino. Así, los visitantes pueden integrarse con la cultura y forma de vida del país que visitan, sintiéndose un residente más.
Una de las organizaciones que dan esta posibilidad es la WWOOF (Willing Workers on Organic Farms), en la que se puede elegir destino alrededor del mundo o incluso, si se prefiere, dentro de nuestro propio país. Tan fácil como inscribirse en su página web y que te asignen destino. Destinos como Corea del Sur, donde es posible pasar unas semanas en una granja de Mt. Seoraksan, una de las regiones más espectaculares del país asiático.
Otras de las alternativas que existen para relajarse este verano, son los programas que llevan a cabo las propias comunidades autónomas, que ofrecen un amplio abanico de actividades, culturales y de ocio, tanto nocturnas como diurnas, en entornos naturales, garantizando sobre todo a los más jóvenes, nuevas experiencias y modos de ver las vacaciones. Si en España el turismo genera más de 40 mil millones de euros al año, la aportación del ecoturismo asciende gradualmente cada año, convirtiéndose en un subsector potencial a desarrollar y que cuenta con numerosos plus como su impacto positivo y que fomenta la protección de los ecosistemas e incluso distribuye la riqueza. En países latinoamericanos, el ecoturismo se posiciona como una de sus principales fuentes de ingresos, y a nivel mundial, es la opción que más crecimiento ha tenido en el sector del turismo. En Costa Rica o Madagascar, la economía se estructura entorno al turismo ecológico. Su importancia ya es tal, que la ONU nombró el 2002 como el año internacional del ecoturismo, animando a las instituciones gubernamentales a fomentar ayudas públicas.
Son estas algunas de las diferentes formas de vivir unas vacaciones alejadas del consumismo y el estrés, donde todos nos podemos relajar y sentir libres, en un torno natural sostenible, y además a buen precio. ¿Acaso no es un buen plan?
Alberto Coves
@albertocoves
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