
La industria del cine mueve, cada año, cifras con tantos ceros como podamos imaginar. Entre las películas más taquilleras de la historia del Séptimo Arte, encontramos algunas que se han convertido en verdaderos clásicos con el respaldo de la crítica, y otras que, a pesar de tener en contra las opiniones de los cinéfilos más exigentes, reventaron las taquillas de medio mundo.
El primer lugar lo ocupa Avatar. La superproducción de James Cameron, ambientada en un lejano 2156 en el que los humanos han conseguido romper con las barreras intergalácticas, descubrir vida en otros planetas y, como no, generar un conflicto con los habitantes del lugar en cuestión por hacerse con recursos energéticos que ya hemos agotado en La Tierra, recaudó nada menos que 2778 millones de dólares en todo el mundo.
Con un argumento que algunos críticos, sobre todos aquellos más indie tildaron de “poco original”, no sin falta de razón ya que, sin el espectáculo visual que supone la cinta (sobre todo si la vemos en 3D), seguramente hubiera tenido mucho menos éxito. Sin embargo, aquellos enormes alienígenas azules y esa flora verde y rosa que poblaba Pandora, y que tantos corazones conquistaron, consiguieron suplir la falta de originalidad de la trama y convertir la película en la más taquillera de la historia. Esto último se vio claramente reflejado en la gala de los Premios de la Academia de 2010 donde, a pesar de contar con 8 nominaciones, incluidas mejor película y mejor director, solo se hizo con las de mejor diseño de producción y mejores efectos visuales.
La segunda posición la ocupa el que, probablemente, fuera el drama cinematográfico del siglo pasado: Titanic. La fascinación de Cameron por el hundimiento del transatlántico que unía Reino Unido con Estado Unidos, desembocó en este ya clásico título de la historia del cine, que desde 1997 no se ha visto superado por ninguna otra película que no fuera Avatar, algo bastante meritorio y que el ego y los bolsillos de James Cameron probablemente celebren. Titanic, con un presupuesto de 200 millones de dólares, también logró superar la barrera de los 2.000, alcanzando la nada desdeñable cifra de 2.186 millones de dólares recaudados por las taquillas de todo el mundo.
La crítica fue prácticamente unánime, y se deshizo en elogios a la cinta de Cameron, alabando tanto la calidad técnica como la intensidad y la carga emocional de la trama; y a ella se sumó el reconocimiento en forma de premios y galardones: nada menos que 11 Oscars de 14 nominaciones, algo que hasta entonces solo había conseguido Ben-Hur, en 1959, y que solo ha conseguido igualar a día de hoy El Retorno del Rey, así como 4 Globos de Oro y otros muchos de menor repercusión. La cinta ha sido la generadora de uno de los debates más intensos de la historia del cine moderno: ¿cabía Jack en la tabla? Todos creemos que si, Rose.
La última en entrar con firmeza entre las tres privilegiadas que ostentan la mayor recaudación de la historia, y en superar la barrera de los 2.000 millones, es la reciente Star Wars: El despertar de la fuerza. Estrenada el 18 de diciembre del pasado año, la esperada secuela de la saga intergaláctica se colocó en el cuarto puesto sin haberse estrenado todavía. Con un presupuesto de 225 millones de dólares, la vuelta de Han Solo, Leia, Chewbacca y compañía, ha recaudado casi 2000 millones de dólares que finalmente la han situado en el tercer lugar, aunque, eso sí, más respaldada por la expectativa generada y la enorme campaña de marketing llevada a cabo por Disney, que por la calidad de la película.
Una parte de la crítica se dejo llevar, suponemos, por el amor a Star Wars, al calificarla incluso como una de las mejores películas del 2015. No obstante, otro sector un poco más objetivo la tachó de poco original y de previsible, y no faltó la rajada de George Lucas, a quien debemos la creación de la saga y que ya se había posicionado antes del estreno en contra de la idea que manejaba Disney. De esta manera, no se reservó su opinión cuando, en una entrevista concedida a Hollywood Reporter, aunque más tarde acabó matizando sus palabras, cargó contra la película: “vendí Star Wars a unos tratantes de blancas. Ellos querían hacer una película retro y a mi no me gustaba eso. He trabajado muy duro para que cada película fuera diferente”.
Ya se lleva un tiempo trabajando en la siguiente entrega de la nueva trilogía, y probablemente también en la siguiente a la siguiente, pero solo esperamos (atención spoiler) que la muerte de Han Solo a manos de su hijo valga la pena.
Sergio del Pino
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