CRÓNICA NOVOCINE: VIII MUESTRA DE CINE BRASILEÑO

En la redacción no somos partidarios de creer en la suerte, pero esta vez resulta evidente que el 7 ha sido el número perfecto para una cita como la 8º entrega de cine brasileño de Novocine.

Fueron siete las historias que intentaron demostrar que Brasil no es sólo la tierra de la bossa nova y la cachaza. En ellas se retrata el vivo reflejo de un país que en pocos años ha conseguido movilizar un despliegue comercial y publicitario sin precedentes. Este festival, al que ha asistido el equipo de ColumnaZero, mostró a la perfección el crecimiento y el cambio en los sistemas de mercado brasileños a través de películas que versan sobre la transmutación de una sociedad que se adapta al cambio. En palabras de la directora artística del festival: “Novocine consiste en siete miradas sobre un mismo Brasil: la música popular, los indígenas, la familia, la integración social, la dictadura, lo urbano y lo rural. Siete aspectos de un país que, lejos de definirlo como un todo, al menos darán pistas sobre su complejidad, su realidad social, su cultura y su historia”.

Un despliegue de color con el amarillo, el verde, el azul y el blanco como ejes principales. En definitiva, esta entrega de Novocine ha logrado transmitir un dialogo colectivo y llegar al espectador con un extraño palpitar, una sonora carcajada, saudades y cruce de caminos.

Con una industria cinematográfica en auge, Brasil trata de acercar la realidad de un país en desarrollo, con realidades tan opuestas como palpables. La última década ha supuesto un paso adelante del cine brasileño, aumentando el número de producciones y el interés del público. Se trata de un cine con personalidad, con fuerza, cuasi experimental pero firme y con un perfil claro. Brasil y su cine buscan hacerse un hueco en el imaginario social, apuestan fuerte para llegar a todos, concienciar de su verdad contemporánea y exportarla al exterior.

Gracias a esa muestra, España tiene la oportunidad de disfrutar y aprender a través de las siete películas seleccionadas que ayudan a crear un retrato de Brasil. Serra pelada, de Heitor Dhaila, se trata de un drama basado en la historia de la mayor mina a cielo abierto del mundo situada al norte de Brasil que logró movilizar a miles y miles de personas en busca de fortuna. Joaquim y Juliano, dos grandes amigos, motivados por dispares razones, emprenden el camino de la fiebre del oro, con un destino común: Serra Pelada. La cinta se ha centrado en el viaje de estos dos compañeros a la explotación minera, aquella que enriqueció a los ricos y, a los pobres, les dejó como estaban; que hizo de los valores humanos un gran agujero negro y que consiguió que la ética y la moral se difuminasen en medio de un escenario en el que las condiciones laborales prácticamente se habían desvanecido. Interpretaciones brillantes, un guión contundente, una ambientación que traslada al propio lugar de los hechos y una fotografía digna de ser admirada, son algunos de los componentes de este más que recomendable largo que atrapa desde el más temprano principio y que, en la VIII Muestra de Cine Brasileño, llenó la sala con facilidad

Cidade de Deus: 10 anos depois es un documental de Cavi Borges y Luciano Vidigal que se adentra en la vida de los actores de la exitosa película de Fernando Mirelles estrenada en 2002. Por su parte, Amor, plástico e barulho relata las alegrías y las miserias de un grupo de música brega en el que Shelly se configura como gran promesa de la música mientras Jaqueline se niega a aceptar su decadencia. Destaca la cinta de Renata Pinheiro pues esta es la única mujer directora de la muestra y es que, tal y como dijo la Pinheiro en el encuentro previo, la gran tarea pendiente del cine brasileño es dar mayor presencia a la mujer.

Siendo cuanto menos enriquecedor, NOVOCINE sirve de trampolín a otras maneras de hacer cine. Esperemos que sea posible durante muchas ediciones más.

Borja García (@elhombredesnudo)

Víctor Mópez (@Vimopez)

Marina Saro (@Marina_mercante)

@ColumnaZeroCine