Superlativa parte de la saga mutante.
Después de un cúmulo de desaciertos por parte del director americano Bryan Singer (“Sospechosos habituales”, 1995) por fin regresa con uno de sus trabajas más punteros, donde sabe combinar el buen hacer de su tradicional estilo pop y sacar el lado más rotundo, para filmar una acertada entrega la saga de los x-men.
La seriedad de sus personajes es el punto más fuerte del film, potenciado con un excelente reparto que tras reunir las primeras partes con la última, ha resultado un elenco difícil de igualar, con gigantes de la categoría de Fassbender (“Shame” 2011, “12 años de esclavitud”, 2013) que deja claro su talento en cualquier papel que le den.
La secuela de “primera generación” narra la lucha de la supervivencia mutante a través de los periodos temporales de futuro y pasado. Lobezno tendrá que transportarse al pasado para evitar la masacre que se está dando en el futuro.
Este juego espacio temporal, da la oportunidad de hacer más vigoroso a sus personajes, de potenciar la seriedad de su trama, y de introducir unos inteligentes gags que no empeoran la historia, ya que están elegidos en los momentos puntuales más calmados y por tanto no condicionan la seriedad de las secuencias de acción y el peligro que corren sus personajes.
Las secuencias de acción están tratadas con una buena emoción, con fuerza narrativa para que mantenga al espectador alerta. Los diferentes poderes que despliegan los mutantes no son azarosos y se complementan para dar sentido a la suma de todos los personajes.
La fotografía, sonido, bso, y vfx complementan a la perfección esta bien llevada historia para el deleite de sus fans, que saldrán más que agradecido del rumbo que está tomando la saga.
Eso sí, habría que hablar de su guión, que a pesar de estar solventado notoriamente y asienta sus bases de forma sólida y sin dejar apenas ningún resquicios a los posibles fallos, hay que añadir que es un claro ejemplo de la copiosidad que está sufriendo el cine hollywoodiense, ya que la estructura narrativa y todos sus puntos y giros están llevados de la misma forma que Matrix. Y es que habrán pensado que si algo funciona para que arriesgar a componer algo nuevo y que sea un desastre.
X-men: días del futuro pasado se convierte en una sinfonía de ritmos trepidantes con historia ya conocida pero que hace que la mejoría sea tan agradable que olvides el anterior apunte. Porque si lo bueno divierte, engancha y motiva, quizás no haya que redundar en cual es su origen.
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Miguel Ángel Postigo
@miguel_postigo