
Los premios de cualquier festival suelen ser polémicos, no satisfacen casi a nadie. La controversia está asegurada sea cuál sea el resultado. Una vez conocido el palmarés del Festival de Cine de Sitges 2015, en el que The Invitation (2015) ha sido galardonada con el Premio a la Mejor Película, la rumorología sobre si el título al que han otorgado la máxima distinción del Festival ha sido o no el adecuado, queda en manos del público. Cuando todo el mundo daba por seguro que la cruda cinta de Jeremy Saulnier, Green Room (2015), iba a quedarse con la estatuilla, a las doce de la mañana del último día de festival, The Invitation aparecía nombrada como Mejor Película. No es un filme que destaque notablemente por su carga terrorífica o fantástica, sino que es un muy interesante thriller con algunas dosis de hemoglobina y violencia que supone una elección de consenso que contenta al jurado y acalla las voces de los medios -y del público-.
El principal mérito es transportar al espectador a un escenario minimalista, una cena entre amigos que terminará convirtiéndose en una de las piezas de un puzzle más complejo, de carácter notoriamente apocalíptico. En 2013, una película de ciencia ficción independiente, Coherence (2013), con una premisa parecida, debía haber conseguido el ansiado galardón que finalmente fue a parar a la hilarante Borgman (2013). Parece que la espina clavada en la organización del festival se ha resarcido en gran medida con The Invitation.
La cinta contiene un horror envolvente, una continua sospecha sobre lo que va a ocurrir en la cena a la que un amigo invita a los protagonistas, les agasaja y les muestra el vídeo de un grupo que se dedica a la curación de traumas, de apariencia benigna y altruista. Entre los invitados, a cada cual le corresponde un rol psicológico muy diferente, se plantearán todo tipo de dudas sobre las intenciones de los anfitriones, quedando la resolución de la cuestión para el último tercio de la cinta en un sorprendente twist-ending. Y si la respuesta a la pregunta queda contestada, es en ese momento en el que los fans del cine de Sitges se regocijan en sus butacas y se relamen con malévola fruición, llega el momento de la acción y la hemoglobina.
El realizador Karyn Kusama, responsable de otras cintas de cine fantástico como Aeon Flux (2005), Jennifer´s Body (2009) y la serie Halt and Catch Fire, ha realizado su película más indie e intimista, lejos de los fuegos de artificie de los citados títulos. La concreción de la acción en un espacio muy acotado y el que el as en su manga sea precisamente un guión que va enmarañando el juicio del espectador hasta el giro final, muestran a un director más maduro y confiado en sí mismo. En The Invitation no hay estrellas en las que apoyar la gravedad del libreto, éste funciona por sí mismo y por la complicidad con el espectador.
La crítica de la película ganadora que pudimos leer en el diario del Festival de Sitges 2015 invitaba al visionado del título como uno de los más notorios y prometedores del festival, y aunque las quinielas del público iban en otro sentido, finalmente se alzó con el triunfo que va a encumbrar a Karyn Kusama como adalid del cine fantástico. Sin desmerecer sus anteriores películas, que sacaban pecho por su corrección, The Invitation es un buen ejemplo de cómo la modestia en el cine fantástico también puede dar buenos resultados.
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Alfredo Paniagua
@ColumnaZeroCine