Ave María purísma…
Stephen Fears (“Las amistades peligrosas”, 1988; “Café Irlandés”, 1993) vuelve en plena forma para dejarnos una de sus películas más completas y con mejor remate final. Después de varios años donde no daba tino con sus malogradas comedias, muy lejos de su estilo y finura en dicho género, el director británico convence y mucho en esta mezcla de géneros que va del drama a la comedia intrínsecas en una road movie.
Esta historia basada en hechos reales nos muestra el camino que siguió Philomena Lee, interpretada por Judi Dench, en la búsqueda por recuperar o saber qué fue de su hijo, el cual fue vendido en adopción por el convento donde estaba acogida la joven Philomena.
Alentada por un periodista, Steve Coogan, que acaba de perder su trabajo, y después de 50 años sin saber de su hijo, ambos se embarcan en una travesía hacia intereses bipartitos.
Combinando la travesía con unos flashbacks donde nos muestra la vida en el convento y la particular forma de obrar de sus habitantes, el film nos deja un buen planteamiento sobre la religión y la fe para poder reflexionar y discutir sobre ello, realizando una hábil comparativa con el funcionamiento de otros mecanismos como el periodismo. Este retrato de la forma de operar de los que manejan una serie de poderes te crea un resquemor con el que es difícil desvincularse y que va haciendo que el dramatismo de la cinta te hierva la sangre.
No hay que dejar escapar esos momentos de comedia que hacen más llevadera la historia y que recuerdan al Stephen Fears de sus orígenes. En unos años donde la producciones cinematográficas contienen tanta mezcla de géneros, siempre es bienvenido el sutil humor justo para que sorbamos traguito a traguito los momentos más duros, y sin abusar de ellos para que no pierda seriedad lo dramático del asunto principal que trata.
Film bastante efectista y muy sabiamente concebido. Ya que sabe buscar cada uno de sus estratégicos momentos de angustias, exasperación y comedia, conduciéndote siempre por el camino de tus sentimientos para que despotriques o te enternezcas con las acciones que se requieren.
Esto, y la siempre eficaz anotación de basado en hechos reales, harán que Philomena sea un film agradable para la mayoría de los públicos, que quedarán prendados por su personaje principal y por los diferentes sentimientos que te aportará. Lo peor, ese desacertado y poco atractivo título.
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Miguel Ángel Postigo
@miguel_postigo
@columnazerocine
