CRÍTICA CINE NOCTURNA 2015: IT FOLLOWS

Una crítica de Juan Carlos Navarro para ColumnaZero Cine.
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Una crítica de Juan Carlos Navarro para ColumnaZero Cine.
Una crítica de Juan Antonio Navarro para ColumnaZero Cine.

Cuando el horror camina desde lo profundo del plano.

Si la belleza está en los ojos de quien mira, que diría Bacon, el espanto también. Quizá por ello la etiqueta de terror insoportable que It Follows (EE.UU, 2014) carga desde su paso por los festivales el pasado año sea un elemento más pernicioso que positivo para la cinta, por mucho que el hype avive la taquilla. La película, segundo largometraje de un David Robert Mitchell al que conocimos con aquella dramedia adolescente titulada The Myth of the American Sleepover (EE.UU, 2010), deslumbra más por su discurso cinematográfico que por su pregonada dimensión estremecedora.

Ante todo, It Follows es un ejercicio de reciclaje y fusión. El fantasma del cine de terror de los ochenta se manifiesta no solo en el guión, invadido por la resonancia de los gritos de tantos y tantos adolescentes que, en plena efervescencia sexual, temieron por su vida en las primeras cintas slasher ­de Halloween (John Carpenter, 1978) a Pesadilla en Elm Street (Wes Craven, 1984), pasando por Viernes 13 (Sean Cunnigham, 1980)­, sino también en su estética: a pesar de la aparente contemporaneidad del relato, la ausencia de teléfonos móviles y la presencia de televisores de tubos nos retrotraen treinta años atrás, cuando Internet aún no nos había desprovisto de toda inocencia ante la brutalidad.

CRITICA CINE NOCTURNA 2015: IT FOLLOWS

Pero también vibra, en las cualidades sobrenaturales de la historia y en el uso de la profundidad de campo, el dolor mudo de quienes padecieron en pantalla hace quince años aquella oleada de maldiciones japonesas, especialmente The Ring (Hideo Nakata, 1998), donde la profundidad del plano jugaba un papel elemental como generador de tensión. En la película prototipo del slasher, el terror se esconde en las esquinas oscuras del encuadre o tras una puerta silenciosa, siempre cerca y a la espera de ser descubierto. Gracias al uso de la profundidad de campo, el director estadounidense transforma lo que habría sido un terror de grito en un terror más profundo que araña los nervios e incita a la paranoia. El horror no sorprende a Jay, adolescente presa de una maldición sexual contagiosa, tras caer en la trampa de algún psicópata, sino que se acerca lento pero sin pausa desde la lejanía como la criatura de The Ring.

Lo que podría haber quedado en una mera recuperación inerte de los códigos del slasher y del j­horror, termina siendo una reinvención genérica cargada de personalismo y frescura. It Follows no pretende complacer al aficionado del género con guiños referenciales sino que retuerce la experiencia jugando al despiste y alimentando la alucinación del espectador. Una obra que exige la colaboración del público más allá de los límites convencionales, poniendo a prueba aquella nueva idea de que, efectivamente, el espanto está en los ojos del espectador.

Juan Antonio Navarro Cádiz

@ColumnaZeroCine

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