¿El fin de la purga?
James De Monaco y los productores de la Blumhouse Productions anunciaron una entrega anual de las secuelas de La Noche de las Bestias (The Purge) con el propósito de mantener viva una franquicia que crearía un macrocosmos tan perecedero para la cultura popular como lucrativo para las arcas de la arriesgada productora. Aún por la promesa incumplida, puesto que la tercera entrega de La Noche de las Bestias se ha demorado un año más de lo esperado, Election: La Noche de las Bestias (2016), quiere abrirse paso entre los blockbusters veraniegos en base a la reputación que ha generado sus antecesoras y la segura diversión que aguarda a los espectadores. Pero hay más y mejor.
Election: La Noche de las Bestias no es sólo una película de acción que usa como pretexto un thriller político; como indiscutible cinta distópica, los entresijos de su argumento esconden una lectura mucho más profunda que implica cuestionamientos sobre la degeneración de nuestras democracias y el papel que ciudadanos y políticos desarrollan en ellas. Ya en la anterior entrega de la saga este subtexto se había afilado notablemente, los personajes protagonistas, con el imponente Frank Grillo a la cabeza, se habían convertido en la diana de unas fuerzas gubernamentales que participaban activamente en la purga, eliminando de forma sistemática a ciudadanos pertenecientes a los estratos más bajos de la sociedad, a la vez que promovían la supremacía de las clases más altas sobre las más bajas mediante la impunidad de sus crueles y sádicos crímenes. También había una interesante lectura en clave interna: la de la cultura de las armas en Estados Unidos, factor que potencia exponencialmente los sanguinarios resultados de una noche de purga. Si el, hasta ahora, director de la saga, James De Monaco, pretendió, en un principio, ambientar la tercera entrega de La Noche de las Bestias en el origen de la purga, una idea más suculenta le rondaba la cabeza: por qué no situar a la nueva purga en la víspera de las elecciones presidenciales ¿dejarían los poderes fácticos que alguien cambiará ese nuevo y sangriento orden?
En Election: La Noche de las Bestias, repite el protagonista de Anarchy: La Noche de las Bestias, Frank Grillo. El ex-sargento de la policía, trasunto de vengador en la anterior película, ahora asume la seguridad de la Senadora Charlie Roan (Elizabeth Mitchell), candidata presidencial y firme detractora de la purga. Podremos suponer que los Nuevos Padres Fundadores de América no están muy de acuerdo con un futuro viraje pacifista del país y harán todo lo posible para que en la noche de la purga, la senadora y todo su equipo sean asesinados. Una ley protege a los funcionarios públicos de ser asesinados en esa noche, pero ese mandamiento legislativo será abolido por el gobierno norteamericano para sostener el asesinato de la senadora en la legalidad.
Alejada de la estética gris y sobria de la primera entrega, y aún más colorista y barroca que la segunda, Election: La Noche de las Bestias, es una película aparentemente arquetípica que recoge una sucinta revisión de los iconos de la política norteamericana actual, de hecho muchos espectadores podrán ver fácilmente identificados a algunos personajes de actualidad política norteamericana como Donald Trump o Hillary Clinton. Pero dejando aparte lecturas de signo «americanista» y rascando en las entrañas del guión volveremos a encontrar ese interesante subtexto que, con gran intensidad ya encontramos en su cinta predecesora, el de la historia de una democracia distópica, donde las reglas se cambian aleatoriamente usando como excusa el bien común, cuando en realidad dichos cambios sólo esconden una masiva operación de ingeniería social. El mérito de Election: La Noche de las Bestias, su saga completa y otros títulos afines, es el de presentarnos una reflexión sobre estos extremos, envueltos en un bonito papel de regalo que incluye una cuidada acción, unos personajes contundentes y entretenimiento a raudales. No hay que ir muy lejos para encontrar una extrapolación de lo narrado en la saga de La Noche de las Bestias: las medidas que el gobierno norteamericano tomó tras los atentados del 11-S fueron muy lesivas para la libertad de los ciudadanos. Si los Nuevos Padres Fundadores de América utilizan las leyes para la alteración contra natura de los principios de la sociedad democrática tras un periodo de supuesto caos y repunte de la criminalidad, en la contrapartida, la denuncia de los abusos de nuestros gobernantes y la fabricación de ese espejismo democrático al que nos encaminamos queda enunciado y denunciado desde el cine. En este sentido, Election: La Noche de las Bestias, igual que en sus anteriores entregas, relata, de forma soterrada, y en clave de género distópico, el empobrecimiento de una sociedad democrática que quizás nunca fue perfecta, pero cuyo retroceso más que una evidencia, es un clamor.
[vsw id=»xyG7h1ILqo4″ source=»youtube» width=»425″ height=»344″]
Alfredo Paniagua
@columnazero