
Aunque ella sufriese amnesia, Dory ha permanecido en nuestra memoria gracias a su perfecto “balleno” y su fiel compañía al pez payaso Marlin en “Buscando a Nemo”. 13 años después de su estreno, Dory ya tiene su propia película, que llega a las carteleras españolas después de haber batido récords en su primer fin de semana en Estados Unidos.
Cumplir con las expectativas no es fácil en el mundo del cine. Y menos para la secuela de una de las mejores producciones de Pixar, Buscando a Nemo, una película que en 2003 enamoró a un público infantil que ahora, 13 años más tarde, ya es adulto. Así, Buscando a Dory, se enfrenta al reto del paso del tiempo y a mantener la esencia de la primera entrega para no decepcionar la nostalgia de unos espectadores que son más exigentes que hace una década. Por otra parte, como cinta de animación que es, tiene que adaptarse a los hábitos y la mentalidad de los nuevos niños para captarlos. De momento, la fórmula para lograr el equilibrio entre el pasado y el presente se ha traducido el éxito en la taquilla de Estados Unidos, donde se estrenó el 17 de junio.
El filme ha logrado el récord de recaudación de una película de animación durante su primer fin de semana en cartelera en el país norteamericano. 120,6 millones de euros fue la cifra con la que Buscando a Dory superó a su antecesora, Minions, que en 2015 alcanzó los más de 102 millones de euros, y, además, casi duplica los 62,5 millones de euros que recaudó en su primer fin de semana Buscando a Nemo. Ésta, sin embargo, se ha consolidado como una de las mejores cintas de dibujos de la historia, algo de lo que Dory está todavía muy lejos. De hecho, el largometraje protagonizado por los peces payaso obtuvo el Oscar a mejor película de animación en 2003, dos años después de que la Academia estableciese la categoría, sucediendo en el galardón a Shrek, de Dreamworks, y a El viaje de Chihiro, de Estudio Ghibli.
De esta manera, Buscando a Nemo dió el pistoletazo de salida al dominio de Pixar en los premios de Hollywood, ya que desde entonces han logrado la estatuilla siete cintas más de la compañía: Los Increíbles en 2004, Ratatouille en 2007, Wall-E en 2008, Up en 2009, Toy Story 3 en 2010, Brave en 2012 y Del revés en 2015. Con ésto, Buscando a Dory es la apuesta de Pixar para continuar ampliando su palmarés en los próximos Oscar. Para ello nos sitúa unos meses después de que la pez cirujano y Marlin reencontrasen a Nemo. Al empezar, Dory (cuya voz en España está doblada por Anabel Alonso) recuerda momentos de su infancia y decide salir en busca de sus padres, a los que había olvidado, acompañada de los peces payaso. En pleno trayecto Dory es atrapada y trasladada del océano a un acuario público.
La trama, que recuerda demasiado a la de la primera entrega, está adornada por una preciosa animación del fondo marino realizada con mejores técnicas que hace 13 años. A ello se le añade un nuevo elenco de impresionantes y extrañas criaturas marinas que demuestran la extrema importancia que Pixar le da a la estética, así como los personajes principales se sumergirán en las emociones entorno a la familia y a la amistad, tirando de ternura y fórmula mágica, que tanto le gusta explotar a la compañía; y en el que ésta vez sorprende gratamente el mensaje ecologista.
La cinta presenta repetidos chascarridos que hacen sombra a lo poco novedoso de esta secuela, a excepción de algún momento de humor brillante y algún que otro toque gamberrillo (el pulpo Hunk y los leones marinos son la repera).
Buscando a Dory nos vuelve a entrelazar historias disparatas, con acción y diversión a dosis equilibradas en un espectáculo visual que hará las delicias de los nuevos espectadores y agitará sentimientos de quienes acuden la sala en busca de recuerdos.
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Óscar Reyes
@columnazero
megusto mucho pero tiene un plolema cuando el niño se pincha con el eriso no grito nada