La disciplinada Corea del Norte ha visto en las últimas semanas como su hermetismo informativo ha saltado por los aires en forma de noticias con centro en el intercambio de amenazas con sus vecinos surcoreanos. Norte y Sur están en guerra, y lo están desde el conflicto de 1950 que concluyó con un armisticio nunca sustituido por un tratado de paz.
En estas siete décadas, ambos países han evolucionado de manera distinta convirtiéndose en dos mundos antagónicos. Corea del Sur se unió a los valores de la democracia prosperando junto a su aliado EEUU. Corea del Norte quedó aislada en una dictadura al más puro estilo Hitleriano.
Bajo su autodescripción como república socialista autodependiente, Corea del Norte esconde un estado totalitario que rinde culto a su fundador Kim Il Sung y a su hijo Kim Jong-Il, lideres venerados como divinidades. Describir un país como Corea del Norte es complejo, pero es posible acercarse a una idea aproximada de lo que supone ser un norcoreano del siglo XXI:
- El país está doblemente blindado. Por un lado, no se permite a los ciudadanos salir del país, salvo diplomáticos y miembros de ONG’s con permisos especiales del gobierno. Sólo se permite entrar a grupos de turistas muy reducidos entre los que se camuflan periodistas, que tienen prohibida la entrada. Por otro, se practica el blindaje informativo. No entra ni una noticia internacional en el país, donde la información se reduce a pura propaganda patriótica. ¿Cómo? Fácil; control estricto de los medios y prohibición de teléfonos móviles e Internet.
- Lideres venerados como dioses. Existe obligación de tener una foto del líder en cada casa y de reverenciarse delante de sus estatuas. Está prohibido usar los sellos con la cara del líder, doblar uno de los billetes en los que aparece o dar la espalda a una de sus imágenes. Incumplir estás normas supone la “reeducación”.
- Existen campos de trabajo y de reeducación para disidentes políticos y ciudadanos con opiniones no basadas en el fanatismo al sistema o al líder.
- La vida se orienta a la defensa militar. Viven en una perpetua economía de guerra con infraestructuras defensivas y comida racionada que se traduce en hambre norcoreana.
Click. Salta en la mente. Salta a la vista. Corea del Norte vive anclada en un nazismo añejo y discordante más allá de sus fronteras. Como ya sucediera en el siglo XX, el terror y la opresión configuran este país aislándolo entre un gran muro blindado que encierra a miles de norcoreanos en su particular Show de Truman.
Raquel Rubio García
Artículo interesante, pero no creo que el término «nazi» se aplicable a Corea del Norte, no sólo porque éstos sean comunistas; sino porque éstos no tienen vocación de expandir su territorio ni conquistar media Asia.
Es complejo que dos sistemas tan distintos sean iguales. Corea del Norte no es Alemania y el siglo XXI no es el pasado. Los puntos en los que ambos sistemas se parecen radican en las formas en las que Hitler por un lado, y el ‘lider’ por otro, dirigen a su población con un fuerte corsé disciplinario basado en la abolición de toda libertad y en la obediencia al estilo militar.