
La noche eterna.
La última película de Jim Jarmusch es esta maravilla vampírica de nombre poético llamada Only lovers left alive. La historia que funciona como perfecto contrapunto de esa tontería de saga adolescente que conquistó las taquillas de todo el mundo, nos muestra el romance actual de una pareja de vampiros que lleva ya siglos enamorada. Él, Adam, (Tom Hiddleton) es un cantante de rock que vive recluido en su casa de Detroit, aislado del mundo y cansado de la humanidad. Sobrevive coleccionando centenares de instrumentos musicales y sobornando a un médico local para que le provea con sangre fresca 0 negativo. Ella, Eve, (Tilda Swinton) es una intelectual, amante de la naturaleza y la lectura, que vive en Tánger con uno de sus grandes amigos vampiros (John Hurt), el verdadero autor de la obra de Hamlet.
Only lovers left alive es una delicia sobre el paso del tiempo y el poder de la eternidad. Nuestros vampiros protagonistas son dos pedantes misántropos que se sienten totalmente superiores a la raza humana, que hasta les causa pereza. Se refieren a ellos como “los zombies”, una especie de metáfora de en qué nos hemos convertido. La película reflexiona sobre este transcurrir del tiempo pero también sobre la progresiva pérdida de valores de la sociedad contemporánea. No sólo los comportamientos de Adam y Eve resaltan el concepto de “en tiempos pasados se vivía mejor” sino que incluso los diálogos y acontecimientos lo refuerzan. El coleccionismo de él de objetos pasados de incontable valor, la literatura que ella lee –sólo clásicos antiguos-, los comentarios sobre la sangre actual en comparación con la antigua, la decadencia de L. A. (la metrópoli zombie), etc.
La súbita aparición de la hermana de Eve, Ava, les causará más de un revuelo y de alguna manera condicionará el devenir del relato. Ella es una vampira todavía muy viva, con ganas de seguir descubriendo el mundo, un mundo que ya no tiene nada que ofrecer ni a Eve ni a Adam, para quienes ya sólo les queda el amor. El “encierro” contra todo, contra el resto de la humanidad es una idea fantástica para gente que pudo haber estado vagando entre nosotros miles de años y que ya piensan que es hora de desaparecer. Sin embargo, en una especie de Romeo y Julieta con una vuelta de tuerca, una de las claves de la película es que nuestros protagonistas son incapaces de suicidares, de marcharse por fin, porque de alguna manera condenarían al otro a continuar una vida eterna en pena.
Martín Villares