A finales del mes pasado, el cine brasileño tomó la capital de España con la novena edición del festival Novocine. El evento, organizado por la Embajada de Brasil y la Fundación Cultural Hispano-Brasileña, discurrió por tres vertientes: el cine de ficción, con una muestra de películas inéditas en nuestro país, el cine documental, con un ciclo dedicado a Eduardo Coutinho y, en una dimensión académica, la celebración de seminarios impartidos por cineastas brasileños.
En tales circunstancias fue presentada la película Casa Grande (2014), ópera prima del joven director Felipe Barbosa. El film, inspirado en la biografía del cineasta, relata las vivencias amorosas de un adolescente, cuya familia, acostumbrada a las comodidades de la alta burguesía, enfrenta una súbita quiebra económica. Gracias a un guión sencillo pero medido con cuentagotas y a una espléndida labor actoral, la película, pese a un escaso presupuesto, elabora una sofisticada metáfora de la transformación social que experimenta el país sudamericano. Felipe Barbosa, presente en el acto, comentó que el film trata de evidenciar la exigua movilidad social que todavía existe en Brasil, donde los nacidos ricos nunca ceden privilegios y los nacidos pobres permanecen siempre sometidos.
Si Casa Grande representa la burguesía brasileña, el director novel Felipe Barbosa representa a una nueva generación de cineastas latinoamericanos. El autor carioca posee una formación académica internacional –estudió cine en la Universidad de Columbia, Nueva York- y una experiencia laboral que atraviesa diversos medios y formatos. Nos confesó con un leve rubor que había sido editor de programas televisivos como Big Brother Brasil y admitió que tras filmar Laura (2010) –documental ganador del Premio del Jurado del Festival Internacional de Hampton 2011- descubrió que la ficción cinematográfica es su hábitat natural. “La ficción protege, tiene una matemática, todo puede ser medido. En cambio, el documental asusta”. Laura, relato de una periodista brasileña que reside en Nueva York, también aborda los condicionamientos que nos impone nuestra pertenencia a una determinada clase social.
Durante el encuentro, Felipe Barbosa nos relató el intrincado proceso de selección de actores, un elemento crucial que el director trató con sumo cuidado, como queda patente en la película. “El casting era fundamental. Fue entonces, probando a los interpretes, cuando sentí que Casa Grande empezaba a cobrar vida”. El film reúne a actores conocidos, procedentes sobre todo del medio televisivo –los padres de Jean, el joven protagonista, son estrellas de telenovela- con actores no profesionales. El cineasta eligió a los adolescentes entre los estudiantes del colegio San Beto, el único centro de Brasil que sólo admite a hombres y en el cual Felipe Barbosa completó la enseñanza secundaria. “La cualidad que buscaba era el carisma. En mi opinión es fundamental para los actores de cine. Deben ser magnéticos y Thales Cavalcanti –el joven que interpreta a Jean, el alter ego de Felipe Barbosa- cautiva a la cámara”.
Adrián Abril
