ARRABAL 2.0: VOLVER A VOLVER

Una reseña de David Domínguez para ColumnaZero.
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Una reseña de David Domínguez para ColumnaZero.

¡Por fin! La espera ha terminado y, aprovechando la desescalada, hemos vuelto a salir a la calle (ya no sólo para ir al súper o a tirar la basura), a respirar un poco de aire fresco (pero no desde nuestro balcón) y a reencontrarnos con nuestra gente, como no podía ser de otra manera, en una terraza.Para el tan ansiado momento de volver no podíamos hacerlo de cualquier manera ni en cualquier sitio. Sabíamos que de entre las opciones que teníamos sobre la mesa para alcanzar así nuestra particular “nueva normalidad”, la opción elegida tendría que satisfacer unas extraordinarias expectativas y algunos miedos fruto del confinamiento y las ganas de volver a salir.

Y para tomar esta difícil decisión nos hicimos la siguiente pregunta: ¿quién dijo que segundas partes nunca fueron buenas?

La decisión estaba tomada y tras casi tres meses de estado de alarma, de historias dramáticas, de otras de superación e incluso la llegada de algún nuevo miembro a la familia de manera precipitada, el lugar no podía ser otro tan cargado de simbolismo e historia que la Plaza Mayor de Madrid.

Y es que allí se encuentra uno de nuestros espacios favoritos y una de las visitas más especiales que hicimos el año pasado. Por todo esto, no dejamos pasar la oportunidad y nuestra vuelta a la ansiada rutina quedará siempre marcada por nuestra primera caña en la terraza del restaurante Arrabal (Plaza Mayor, 23. Tel. 91 862 94 89).

En nuestra reseña del año pasado destacamos algunas curiosidades y datos históricos de esta zona de Madrid. En esta ocasión queríamos ir directos a todo lo que Arrabal ofrece desde un punto de vista gastronómico. Sin embargo, tenemos que confesar que ha sido toda una experiencia pasear por esta zona de Madrid en el momento actual. Madrid es la ciudad más acogedora del mundo que cautiva y abraza al forastero como si de un gato de quinta generación se tratara. Sin embargo, es el momento perfecto para que los que tenemos la suerte de vivir aquí podamos redescubrir ciertas zonas aparentemente reservadas para el turista.

Con este objetivo, Arrabal es sin duda el mejor espacio en el que hacerlo y es que lo tiene todo. Este espacio de 600 m2 dividido en dos alturas junto con una espectacular terraza ofrece una cocina más clásica y castiza como marca la oferta gastronómica de la zona, y una cocina más elaborada y creativa totalmente diferente a las propuestas habituales de los restauradores de la plaza y, que como vecino de Madrid, no te esperas encontrar en esta zona.

Esta combinación de elaboraciones clásicas y novedosas no son casualidad sino consecuencia del trabajo de un hostelero de contrastado éxito como Yago Suárez y de todo su equipo que han sabido como adaptarse al ecosistema de la plaza pero con su propia forma de entender la cocina actual.

Tras una primera doble perfectamente tirada que casi nos arranca una lágrima, empezamos nuestra visita con una selección de entrantes absolutamente exquisitos y equilibrados. Queremos resaltar las sardinas ahumadas en Josper con pimientos y pan sardo (un MUST de este espacio) así como unas alcachofas confitadas a la plancha que se deshacen en la boca junto con las berenjenas en tempura, humus cítrico y miel de caña.

Pasando a los entrantes, con la segunda doble llegan dos de los platos estrella de la casa: secreto ibérico a la brasa con sus pimientos y un poquito de salsa kimchi y un bacalao muy equilibrado con una salsa para la que necesitarás otra de pan. Nos quedamos con las ganas de probar la merluza a baja temperatura sobre crema de patata y ajada gallega y el chuletón de vaca vieja madurado 45 días que seguro que estará entre nuestras peticiones la próxima ocasión.

Para terminar, la oferta de postres es cuanto menos tentadora con una macedonia de mil frutas, un sorbete de maracuyá al vodka o la tarta de queso fluido al horno.

Arrabal potencia su oferta de cocktails con una nueva propuesta de coctelería en ente los que destacan el mojito de maracuyá, el rapsberry Collins y la piña colada a la brasa, entre otros.

Como muchos otros espacios, Arrabal se abre al delivery con una ambiciosa carta entre la que destacan la ensaladilla con sus camaroncitos fritos y anchoas 00 de Santoña con tomate triturado y panecillos, el cochinillo confitado en su jugo y cremoso de patata trufada, el salmón noruego en papillote de verduras o cachopo de solomillo de ternera con queso de cabra y cecina. Entre los postres, mención especial para la crema catalana con caramelo y fresa en lámina, sorbete de mango con gotas de champagne y tarta cremosa de chocolate.

Además, la oferta de Arrabal se completa con una carta de 7 desayunos diferentes (Arrabal, Castizo, Continental, Vegano, Saludable, Benedictino e Inglés) con bollería y tartas caseras de elaboración propia.

Por todo esto, Arrabal lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a superar nuestras expectativas en un momento crítico para el sector sabiendo reinventarse proponiendo nuevas y disruptivas elaboraciones y dando lo mejor de sí tanto en precios como en todas las medidas de precaución necesarias para volver a disfrutar de lo mejor que tenemos en nuestro país: comida, bebida y gente.

Desde esta modesta tribuna, queríamos agradecer el gran esfuerzo de los hosteleros dignificando esta profesión como ninguna y, en particular, a Sandra Mancebo que es quien hace que todo esto funcione desde un discreto segundo plano.

GRACIAS y GRACIAS de corazón! Ahora somos nosotros los que vamos a volver a inundar las terrazas y locales para devolver tanto cariño interrumpido.

David Domínguez

@columnazero

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