
Samsung y Apple se han unido en el que, si cuaja, será uno de los grandes cambios producidos en la industria de la telefonía móvil de los últimos años.
Cambiar de compañía telefónica de forma rápida, sin las constantes llamadas de teleoperadores que suplican para evitar la portabilidad, no suena nada mal ¿verdad? Y todo sin cambiar de tarjeta; porque no la hay. Ésta es la propuesta a corto plazo que han puesto sobre la mesa los gigantes Apple y Samsung.
Según el diario Financial Times, ambas compañías estarían planeando eliminar la tarjeta SIM física para sustituirla por una electrónica, con la que, al adquirir el terminal, podríamos elegir el operador que más nos convenga.
Actualmente, las tarjetas SIM son pequeños trozos de plástico con un chip que nos proporciona nuestro operador, donde se almacena nuestra identidad y datos del teléfono. Con el nuevo sistema electrónico, se ensamblaría al teléfono como un componente más y no sería necesario hacer contratos de hasta 24 meses con las compañías telefónicas, ya que cada mes los usuarios podrían decidir si desean seguir con su compañía o cambiar a otra según les convenga, algo impensable hasta la fecha.
Es evidente que esta liberalización tan radical del mercado afecta negativamente a las compañías telefónicas, que se verían obligadas a bajar los precios para poder competir en el nuevo mercado y evitar una huida masiva de los clientes, ya que retenerlos sería mucho más complejo.
Pérdida de clientes por un lado y reafirmación de duopolio por otro. Este nuevo escenario propuesto por Samsung y Apple a la Asociación de operadores móviles (GMSA) podría suponer que muchos clientes cambiaran de terminal a estas dos compañías, lo que dejaría en clara desventaja a las nuevas grandes firmas como Lenovo, Huawei o LG, que deberían elegir si unirse a este nuevo modelo o continuar con las tarjetas físicas.
Pero las ¡tarjetas blancas no son nuevas. Apple ya aplica este sistema (Apple SIM) en sus tabletas para los usuarios más viajeros, donde no es necesario contrato ni permanencia para poder conectarse a Internet al instante desde otro país.
Estas buenas noticias -para los usuarios- se unen con el anuncio que lanzaba la Unión Europea hace unos meses, donde se aseguraba que el coste adicional que tienen que soportar los clientes (voz, SMS, datos, etc) cuando se trasladan a otro país comunitario se eliminaráa definitivamente. Como ya contamos, sería 2017 el año en el que desaparecería el roaming, y hasta ese momento las tarifas se irían reduciendo gradualmente. Sin embargo, los proveedores roaming podrán aplicar una «política de uso justo» con el objetivo de impedir los abusos en su utilización, entre ellos el uso del roaming por motivos distintos de los viajes periódicos y se introducirán garantías para garantizar la recuperación de los costes por parte de los operadores.
Aunque las compañías no han querido dar más detalles, éste podría ser el paso previo para que sean los propios fabricantes los que nos proporcionen todos los servicios, tanto terminales como de telefonía.
Alberto Coves