
La última noche del año hay que celebrarla por todo lo alto, sea en una fiesta, con tu familia o amigos, o en un país diferente para conocer las diferentes tradiciones que hacen de la Nochevieja una celebración especial. Dar la bienvenida al nuevo año fuera de España es una opción que muchos nos hemos planteado alguna vez. Por eso, te proponemos 5 destinos europeos donde partir el año se convierte en toda una experiencia para los sentidos.
Budapest
La capital húngara se suele vestir de blanco para recibir el nuevo año. Sus aceras, cubiertas de nieve, se impregnan de un ambiente familiar y festivo y la rica gastronomía local adquiere gran protagonismo. No se nos ocurre mejor manera que comer un buen Gulash, un plato de carne de cerdo estofada con cebollas, pimiento y pimentón, para recibir el año con la barriga llena. Después de la cena la gente local sale a brindar con champán mientras disfruta de un extraordinario espectáculo de fuegos artificiales. Además, hay celebraciones en todas partes y, si el frío nos supera, podemos entrar a alguno de los innumerables locales de la ciudad para disfrutar del momento.
Para compensar los excesos de la fiesta, el día 1 de enero sería ideal visitar alguna de las termas o balnearios de la ciudad, y también comernos unas lentejas que, según la tradición, harán que no nos falte dinero durante el año.
Ámsterdam
Los holandeses saben pasarlo bien y no hay mayor prueba que la que se lía en Nochevieja por toda la ciudad. Las plazas se abarrotan de gente que viene de todo el mundo para despedir el año y se forman auténticas fiestas improvisadas en la vía pública. Sin embargo, la reina de la noche es la zona del puerto, la Oosterdok, en la que un galeón del siglo XVIII hace las veces de escenario de conciertos, y donde podemos gozar de los fuegos artificiales que no faltan a la cita. Después del espectáculo, podemos dirigirnos a alguno de los clubes de la ciudad donde terminar una gran noche.
El día 1 podemos reponer fuerzas comiendo un oliebollen, una torta redonda cubierta de azúcar, mientras nos tomamos una jarra de cerveza para combatir la resaca; pasear por el Vondelpark, o incluso disfrutar de una relajante ruta en barco por los canales.
Edimburgo
Considerada por muchos la mejor fiesta de fin de año de todo Reino Unido, por encima incluso de la de Londres, pasar esta noche en Edimburgo supone una profunda inmersión en la cultura y costumbres escocesas. Esto se debe al Hogmanay, una festividad que se alarga durante cuatro días y cuatro noches, que arranca con una procesión de antorchas y que convierte la ciudad en el epicentro de nuevas tradiciones y de costumbres ancestrales, de espectáculos y fiesta en la calle. El día 31, para dar la bienvenida al nuevo año, se celebra la Street Party, que comienza con una auténtica exhibición pirotécnica que tiñe la noche escocesa de color. Hay que pagar entrada, pero si nos queremos ahorrar el dinero, podemos subir a ver los fuegos artificiales a Calton Hill y luego ir de bares por la ciudad. Además, es tradición que, tras las campanadas, la gente se coja de las manos y canten al unísono Auld Lang Syne (por los viejos tiempos) para recordar tiempos pasados y brindar por la amistad.
Al día siguiente podemos enfundarnos en nuestros abrigos, alquilar un coche y explorar los alrededores de la ciudad para recrearnos la vista con los asombrosos paisajes de las Tierras Altas.
Viena
Con las imperiales calles pintadas de blanco y el resplandor del alumbrado navideño, Viena se vuelve un lugar mágico durante esta época del año. La noche del 31 de diciembre, todo el centro histórico de la ciudad se convierte en una gran fiesta y, mientras las campanas de la catedral anuncian la llegada del primer día de enero, la gente baila el típico vals y combate el frío alzando sus copas al cielo para brindar con champán o vino caliente. El tradicional espectáculo pirotécnico de estas fiestas ilumina la noche austríaca y adorna los primeros minutos del año. Estos se disparan desde distintos sitios de la ciudad, siendo la más famosa la plaza Heldenplatz.
Tras un merecido descanso, hay que salir a callejear y aprovechar para sentarnos a tomar un exquisito melange, el café con leche de toda la vida, y comer una porción de tarta, la esencia de los lujosos cafés que pueblan Viena y que forman parte de su historia y sus costumbres. La orilla del Ring se llena de puestitos pertenecientes a restaurantes preparados para degustar las especialidades.
Para los amantes de la música clásica una una cita ineludible es el tradicional Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena, que se celebra en la Sala Dorada del Musikverein.
Roma
El Coliseo y las fuentes de la capital italiana son espectadores de lujo de la despedida del año. Cuando llega la noche se cenan lentejas con cochetino (una especie de salchicha de cerdo), el plato estrella de la noche. Según la tradición romana, las lentejas son símbolo de dinero, de riqueza y prosperidad para el año que entra. Tras la comida, la gente se echa a la calle para celebrar la ocasión y el cotillón se convierte en el rey de la fiesta. Abundan los gorros de Papá Noel y las improvisadas guerras de confeti y serpentina, se va a disfrutar de alguno de los conciertos gratuitos repartidos por las plazas de la ciudad y, como no, a ver el show de fuegos artificiales que se prepara cada año. Uno de los sitios más famosos es la Piazza del Popolo.
Al despertar, nos podemos acercar a alguna de las piazzas donde se celebran actos gratuitos, como actuaciones de payasos, títeres, teatro y música. Otro plan perfecto para descansar y empezar el año con buen pie.
Sergio del Pino